El impacto del cáncer en la autoestima y el autoconcepto del paciente suele llegar parejo a la enfermedad, dificultando todavía más un proceso ya de por sí doloroso; y la pérdida del cabello es, habitualmente, uno de esos momentos críticos en los que las emociones se tambalean. Para hacer más llevadero el proceso, y ayudar en la medida de lo posible a que sus efectos se reduzcan, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) tiene en marcha un banco de pelucas en el que el altruismo es la pieza fundamental.
El banco está ubicado en la sede de la AECC en la calle Augusto González Besada y abierto a todo paciente que así lo precise. "La gente puede venir a ver el banco de pelucas que tiene la asociación. Antes de que le caiga el pelo, puede venir, porque así vemos la forma del pelo, el largo, ondulada, rizada, risa... Si hay alguna que le guste, se la queda", explica María Sanmartin, una de las trabajadoras sociales de la entidad.
El banco nació casi con la propia asociación, en Pontevedra lleva más de diez años funcionando y en la actualidad tiene unas 200 pelucas en stock, todas procedentes de donaciones de pacientes o elaboradas por la propia asociación en base a pelo natural donado por personas anónimas que quieren realizar esta pequeña contribución para ayudar a pacientes oncológicos.
En la asociación son conscientes de que la pérdida del cabello puede tener ese elevado impacto emocional y también del elevado precio de las pelucas en el mercado, pues "hay de todos los precios, las sintéticas son un poco más económicas; las cortas, más que las largas", pero, en todo caso, son altos "desde 300 euros la más barata, y de ahí para arriba, incluso de 1.000 o 1.500". Por eso resulta importante que las pacientes pueden disponer de una de forma gratuita.
La demanda es elevada y, según explica María Sanmartín, "una vez a la semana siempre viene una persona a interesarse por las pelucas", de modo que la media de peticiones anuales suele alcanzar las 60. Una elevada demanda que les lleva a mantener siempre abierta la petición de nuevas donaciones.
Esta solidaridad es de ida y vuelta, de modo que toda paciente que pasa por la enfermedad, una vez que pasa por todo el proceso de la enfermedad y está recuperada, "si la peluca está en buenas condiciones, la pueden volver a donar para la asociación". Y la rueda se pone de nuevo en marcha.
En el stock de la AECC hay una gran variedad de posibilidades, pues tienen pelucas de varios colores y formas, "largas, cortas, castañas, rubias, grises... entre unas y otras, alrededor de 200", explica la trabajadora social de la entidad. Y añade que, de todas formas, la paciente "la adapta a su gusto"
Con el objetivo de que esa peluca se adapte lo mejor posible a su nueva vida, y la paciente se sienta lo más cómoda posible con ella, "le decimos que puede ir a su peluquería de confianza y que allí le aconsejen y, llegado el momento, puede cortar el pelo y poner la peluca". Y la propia peluca "si la quieran cortar, pueden; si la quieren teñir, pueden". El objetivo es siempre el mismo, que cuando la paciente se ponga frente al espejo, se reconozca y se vea lo mejor posible, mejorando su autoconcepto.
El banco de pelucas anima a las personas que superen la enfermedad a que donen las pelucas que ya no necesitan y también al resto de la ciudadanía a que done su cabello. Pueden acudir a su peluquería, cortarlo y llevarlo a la asociación, o incluso hay salones que ya se encargan de gestionar la entrega. La única condición es que el pelo tenga un largo mínimo de 35 centímetros.
El banco de pelucas tiene piezas tanto de fibra sintética como elaboradas con pelo natural. Las de pelo natural son más caras, de ahí que esas donaciones resulten importantes. Ese cabello la asociación lo recoge en Pontevedra, lo envía a su sede en Madrid y allí tienen un convenio con una empresa que elabora la peluca. Como destino final, el postiza ya elaborado, regresa a Pontevedra.
En relación con estas donaciones, María Sanmartín recuerda que "por todas las dificultades de la crisis sanitaria que estamos atravesando, está ese tema parado" y no se están elaborando esas pelucas, pero, en todo caso, las donaciones no tienen por qué detenerse, sino que "la gente que se anime a donar, puede venir y nosotros lo estamos guardando y cuando se ponga todo en marcha, se pueda recuperar".
En esta iniciativa la solidaridad de los pontevedreses es cada vez más elevada y "siempre también viene mucha gente a donar esa trenza y esa coleta para poder ayudar a la asociación y ayudar a la gente que está pasando por este proceso". Hasta su sede llegan tanto particulares como alguna peluquería que llega a llevar cajas llenas de pelo de sus clientes.
Para completar las opciones del banco de pelucas, la AECC también tiene un banco de pañuelos y turbantes, pues las opciones son infinitas y lo importante, de nuevo, es que la paciente se sienta lo más cómoda posible.