Urbtopías ha abierto por todo lo alto su nueva edición. Dos años después, tras un paréntesis obligado por la covid-19, el Museo de Pontevedra ha vuelto a acoger unas jornadas que buscan reflexionar sobre nuevas formas de habitar las ciudades y sus espacios públicos.
El arquitecto británico David Chipperfield y la gestora cultural Ana Tomé, directora de la Fundación Museo Reina Sofía, fueron los protagonistas de la primera de las cuatro citas que la organización de Urbtopías, un ciclo impulsado por el Concello, ha organizado para este año.
"Rexenenar o urbano: Os espazos culturais como elementos de cohesión" ha sido el tema sobre el que han conversado estos dos expertos, que han coincidido en señalar la "oportunidad" que la pandemia nos ha dado como sociedad para "reconsiderar" prioridades.
Ante un auditorio que se quedó pequeño para acoger a todo el público que quiso acercarse a esta jornada, Chipperfield ha defendido que las infraestructuras culturales son la "punta del iceberg" de las infraestructuras sociales y de la recuperación de espacios urbanos.
A este respecto, ha señalado que Pontevedra "entendió y ejecutó muy bien" la idea de "dar valor" a las calles y plazas como "acogedores" de actividades culturales. "Es algo que no es tan común y es muy bueno", ha añadido.
Tras alertar del peligro de que las instituciones culturales "se preocupen más del turismo que de la ciudadanía", el arquitecto ha señalado que los museos "están en un momento de transición" entre la mera exhibición de objetos y ser un lugar "donde la gente se reúna".
"Lo que vemos en la mayoría de los museos es que están intentando dinamizarse y convertirse en espacios más relevantes para la vida diaria", ha apuntado David Chipperfield.
Ana Tomé, por su parte, ha subrayado que "no es imprescindible ni de lejos" que existan infraestructuras para que exista cultura, ya que ésta no debe limitarse a edificios, sino que debe abrirse al espacio público "susceptible" de ser usado como recinto cultural.
Eso sí, ha señalado que "contenido y contenedor son las caras de la misma moneda" porque si existe una programa y una filosofía cultural estas infraestructuras "serán más útiles", por lo que ambas deben "ir de la mano" en su planificación.
Los gestores culturales, ha afirmado Tomé, "estamos para promover demanda y no para satisfacerla" y ha apostado porque los centros no sean "sedes de programas prefabricados sino sedes de escucha", siendo "altavoz" de iniciativas sociales en torno a la cultura.
"No se debe trabajar para todos los públicos. Para todas las personas sí, pero para públicos específicos porque no a todo el mundo le gusta lo mismo", ha sentenciado.
Para ello, ha dicho Ana Tomé, los museos "deben salir de su papel como guardas de la alta cultura para convertirse en plataformas para las inquietudes sociales" y convertirse en "intérpretes de la realidad" que les rodea "mucho más allá de lo patrimonial".