Residentes de la Rúa do Santo, en la parroquia pontevedresa de Lourizán, demandan una intervención inmediata para evitar que continúe repitiéndose una escena que sufren desde hace años.
Cada vez que llueve con algo de fuerza la calle termina convirtiéndose en un lago, con la imposibilidad de acceder a las viviendas.
Señalan que no es necesario que se produzcan lluvias torrenciales, según los datos que manejan con diez litros por metro cuadrado durante una hora ya se colapsa la red de alcantarillado, que comienza a emanar agua al exterior.
De esta forma, el vecindario se queda aislado en esta zona ya que los vehículos tienen dificultades para atravesar estos grandes charcos.
Presentaron escritos a Augas de Galicia, que les derivó al Concello de Pontevedra. También presentaron quejas en el registro municipal sin que hayan recibido respuesta.
La situación, según denuncian, se produce por la falta de mantenimiento de los sumideros que entienden están llenos de barro y maleza.
Además, temen que este problema se agravará cuando se reforme la antigua carretera entre Pontevedra y Marín con la instalación de reductores de velocidad que provocarán más estancamiento de agua.