Está a punto de jugar el que "no será su último partido" en el Club Cisne. Hay más de una apuesta a que, aunque tras este próximo encuentro se retira del balonmano, será un hasta luego y no un adiós. Alcanzada la mayoría de edad en el equipo local, añade a su currículum otra temporada en el Chapela. Y llega el momento de dejar de dar la espalda a la red y abrir los brazos para disfrutar más tiempo del tiempo, de su familia y de otras aficiones.
Pontevedrés, mezcla de Lérez y Xeve. La profesión de su padre hizo que naciera y viviera hasta los seis años en Vitoria, recuerdos borrosos entre los que conserva un gigantesco tobogán que visto años después, no resultó ser tan enorme. Niño rebelde e inquieto, cuenta, que en aquella infancia un médico le dijo que aquel problema que tenía en la rodilla, le impediría realizar cualquier actividad deportiva.
En plena adolescencia se adentró en el balonmano y en la electrónica industrial, su otra profesión. Con 21 años era un chaval con empleo y sueldo , el único de su grupo de amigos. Con 24 conoció a Montse, una maragata que estudiaba en Pontevedra y con la que se casó. Unos años después llegó la otra "niña de sus ojos", Antía, que se ha debido de quedar con ganas de contarnos algo para esta Playlist de PontevedraViva Radio.
Descubrimos que las dos ruedas están entre sus aficiones. La primera moto que tuvo fue una Derbi Variant, con dieciséis años, ahora tiene una Honda Cbr 600 f. La misma que le llevó hasta el Circuito de Assen en Holanda. Las otras dos ruedas, sin motor, le sirvieron no hace mucho de espoleta de recuperación y superación de una lesión.
Tiempo. Un tesoro que ahora Toño Lafuente quiere exprimir. Y en un futuro... se sabrá quienes han ganado la apuesta.