Un nuevo escenario, la carballeira de Caldas de Reis, pero con el mismo espíritu. Así ha sido un festival PortAmérica que, un año más, ha demostrado ser uno de los eventos culturales de referencia del noroeste peninsular. Tres días sin apenas descanso en los que miles de personas han disfrutado con su magistral combinación de música y gastronomía.
A esta oferta, ya de por sí imbatible, se ha sumado la emblemática carballeira, que ha contribuido a que PortAmérica se haya reinventado con éxito. Caldas recibió con los brazos abiertos al festival y, tras cinco años en Nigrán, el ambiente a orillas del río Umia no ha podido ser mejor.
Ya desde el jueves, primer día del festival, PortAmérica demostró que este año iba a ser especial. En medio de este paraíso natural, el público gozó -aún en plena tarde- con la música de los peruanos Kanaku y el Tigre, el cántabro Ángel Stanich, la estadounidense Nikki Hill o la banda de rock colombiana Aterciopelados.
Pero no fue hasta que Iván Ferreiro se subió al escenario, ya con miles de personas en la carballeira, cuando el PortAmérica comenzó a carburar. No era para menos. El de Nigrán, padrino del festival, dio su bendición al cambio de sede, presentó en directo los temas de su último disco, Casa, y repasó los grandes éxitos de su carrera.
A partir de ahí, un animado Carlos Sadness, los británicos The Horrors -que revelaron un directo soberbio-, unos Niños Mutantes que demostraron que siguen en plena forma, y los gallegos Triángulo de Amor Bizarro no dejaron apenas respirar al público portamericano.
Tras la resaca de esta primera jornada, PortAmérica había reservado para el viernes un cartel más próximo al antiguo Cultura Quente. Rap, música electrónica, pop rock y hasta ritmos reggae se sucedieron alternativamente en los dos escenarios del festival.
El plato fuerte fue el concierto del rapero Kase O, miembro del grupo aragonés Violadores del Verso, que ofreció un espectáculo impecable y un directo que hizo las delicias de un público totalmente entregado que, antes de él, ya había escuchado a bandas y artistas como Say My Name, Mateo Kingman, Zuco 103 y Rufus T.Firefly.
BNgao & Selectores de Frequencia, Asian Dub Foundation y Los amigos invisibles también actuaron en el segundo día del festival, que acabó por todo lo alto con la música de Novedades Carminha y Carlos Jean.
Para el sábado quedó la traca final, con un cartel plagado de estrellas que atrajo a un número mayor de espectadores que los dos días anteriores. Bajo un tremendo calor, que ayudó a sofocar la sombra de la carballeira, el día comenzó con los conciertos de Fizzy Soup, Igloo, Siddhartha o Depedro, el alter ego del madrileño Jairo Zavala.
Con Quique González y, sobre todo, con Leiva se desató el delirio en la carballeira de Caldas. Ambos artistas demostraron su solidez sobre el escenario y el público que, en gran parte, habían acudido a verlos a los dos, coreó sin descanso sus canciones. Lo mismo ocurrió con Xoel López, que ofreció un concierto muy especial, en el que repasó veinte años de carrera musical.
Porter, Orkesta Mendoza, Yall e Instituto Mexicano del Sonido fueron los encargados de poner el broche de oro al festival y permitir que los portamericanos bailasen sin parar hasta altas horas de la madrugada.
Como es habitual, junto con la música, la gastronomía fue una parte fundamental de PortAmérica. El espacio ShowRocking, capitaneado por Pepe Solla, ofreció las propuestas gastronómicas de una treintena de chefs españoles y latinoamericanos que sorprendieron a los comensales con su buen hacer detrás de los fogones.