El Eón Alicante arrolló al Club Cisne Balonmano en la primera opción de ascenso a la Liga Asobal, sobre todo tras el tropiezo del Puerto Sagunto. El cuadro blanco sucumbió a las llegadas de un rival que se fue haciendo grande con el paso de los minutos y supo aprovechar los nervios y la baja efectividad bajo palos de los de Pontevedra.
Comenzó el partido con máxima intensidad y emoción donde las alternativas se sucedieron hacia ambos lados, aunque fue el Cisne el que consiguió dos ventajas de tan solo dos goles a lo largo de los primeros 15 minutos. Pero enseguida fueron neutralizadas por los alicantinos, que no estaban dispuestos a tirar la toalla y menos con tanto en juego (13-13).
Y a partir de ahí se produjo un punto de inflexión para el conjunto blanco. No pudo superar la férrea defensa del cuadro local, que anotó dos goles seguidos para anotar el 15-13 con el que se colocaba por delante por primera vez en el partido. No le gustaba a Jabato lo que veía y paró el tiempo, pero sus jugadores seguían sin acertar en ataque y se encontraban con una desventaja cada vez más amplia que empezaba a complicar las cosas (17-13).
Rompió la sequía Carlos Álvarez desde los siete metros y cambió a una defensa 5-1 el técnico visitante, consiguiendo esta vez sí dar con la tecla para, por fin, demostrar de lo que están hechos e igualar el partido. Pero los nervios y la imprecisión en los pases volvieron a jugar una mala pasada y los perjudicaron en el ataque final, permitiendo al Eón Alicante llegar con la ventaja de un gol al descanso (19-18).
La segunda mitad comenzó de la misma forma que la primera, con una intensidad altísima por parte de ambos equipos que se tradujo en un festival de goles en ambas porterías que duró tan solo tres minutos. De hecho, en ese momento el Alicante se transformó en un huracán con cada llegada a portería de Pablo González y con cada defensa, obligando a Jabato a parar el tiempo por primera vez después del paso por los vestuarios (27-23).
Movió ficha en portería el técnico blanco, dando entrada a Roney Franzini, pero el Cisne seguía siendo incapaz de superar a su rival y veía el triunfo cada vez más lejos. Sobre todo cuando los nervios aparecieron para condenarlos en cada llegada y fallar en pases sencillos que se traducían en contragolpes del Alicante que el guardameta era incapaz de parar (30-24).
Se alcanzó el ecuador y mucho tenía que cambiar si los de Pontevedra querían sacar algún beneficio, pero lejos de ello, los locales siguieron la mar de cómodos y tumbaron, y de qué manera, al Cisne (40-31).
Pese a la derrota, a los blancos todavía les queda una bala por conseguir el ascenso y es que de los cuatro puntos que todavía hay en juego, solo necesitan uno para lograr el objetivo.
Primero recibirán en el Pabellón Municipal al Barça B mientras que en la última jornada viajarán para enfrentarse a un Puerto Sagunto que es cuarto con 18, a tan solo tres puntos del Cisne, segundo con 21.
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