El Club Cisne Balonmano continúa con su objetivo de ascender a Asobal y no hay quien lo baje de ahí. Con un juego definido y un Roney Franzini en modo héroe de principio a fin, aplastó al Trops Málaga por 31-22 y suma dos puntos de oro que le permite seguir líder de la clasificación con tres puntos de renta sobre el tercero a falta de tres jornadas para la conclusión.
Comenzó el partido de cara para el conjunto blanco, que gracias una buena defensa y las paradas de Roney Franzini se colocó con un parcial de 4-2 a los cinco minutos de juego. Pudo, eso sí, el Málaga igualar la contienda tras dos imprecisiones del Cisne en ataque, pero enseguida, con una buena asistencia del guardameta a Carlos Álvarez; una defensa posicional y el posterior gol de Preciado, y un robo defensivo del 6 y su contraataque, consiguieron la mayor renta hasta el momento, obligando a Joaquín Soler a pedir tiempo muerto para parar el empuje rival (min. 10, 7-3).
Sin embargo, los jugadores malagueños seguían sin doblegar la portería cisneísta, donde un sublime Franzini estaba en modo héroe y cedía un solo tanto en más de 10 minutos, mientras sus compañeros en ataque, con protagonismo repartido, convertían prácticamente todos sus lanzamientos en goles que mostraban un 11-4 en el minuto 16.
En el banquillo rival las cosas se estaban viviendo de otra forma, y es que, una vez más, el entrenador andaluz se veía con la necesidad imperiosa de apretar las tuercas a los suyos si querían sobrevivir a un partido que, de seguir en la misma línea, complicaría su existencia. No consiguió Soler su objetivo, de hecho las cosas se fueron torciendo cada vez más para los de Málaga, que por más que lo intentaban no encontraban la forma de alojar el esférico en la red pontevedresa y continuaban siendo una coladera en defensa.
Reaccionaron, eso sí, a trancas y barrancas en la recta final del primer tiempo, pero el Cisne ya había puesto tierra de por medio y solo tenía que aguantar y seguir en la misma línea para llevarse el partido de calle (18-9).
Después del paso por los vestuarios fue el Málaga el que salió un poco mejor, pero poco les duró la alegría. Los locales, después de mostrar que son humanos, recuperaron la intensidad que los había definido a lo largo de toda la primera partepara llegar al ecuador de la segunda con la mayor renta vista hasta el momento (26-13).
Pidió tiempo muerto Joaquín Soler y, esta vez sí, obtuvo la reacción de sus jugadores que tanto había esperado aunque llegaba un poco tarde. Anotaron un parcial de 0-4 y, aunque no valía para apretar el duelo, que ya estaba más que dominado por el Cisne, sí obligó al cuadro pontevedrés a no dormirse en los laureles y seguir concentrado hasta el bocinazo final, al que se llegó con un resultado de 31-22.
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