No era este martes una jornada para tomar café y disfrutar del buen tiempo en una terraza de Pontevedra, era el día en el que toda la hostelería de la capital unió sus fuerzas para decir basta. Cacerola en mano, camareros, autónomos y empresarios de todo el casco urbano interrumpieron sus servicios para alzar la voz y decirle al Gobierno que las restricciones por la Covid, con limitación de aforos, horarios y clientes los está matando. "Se nos está recortando el derecho a trabajar pero no los impuestos ni los gastos", comparte el sector.
Minutos antes de las 12.30 horas de este martes, trabajadores de todos los locales, los que todavía sobreviven y los que ya han cerrado, salieron a la puerta de sus establecimientos para aporrear cacerolas, paellas, bandejas y hasta las enormes potas empleadas para cocer el pulpo. Desde la plaza de la Verdura, hasta la de Celso García de la Riega, en la calle Real y también en Charino. Por todo el casco histórico pontevedrés resonó el sonido metálico del malestar de un sector señalado como el culpable de la segunda ola de la covid-19 y que está al borde del abismo.
"Nosotros no queremos contagiar a nadie, de hecho somos los más expuestos y también tenemos miedo, pero necesitamos trabajar para pagar nuestras facturas y comer", responden ante algunas críticas que los acusan de egoístas y de despreocupados ante la grave situación sanitaria. Comparte el sector la necesidad de tomar todas las precauciones e incluso comprenden la decisión de cerrarlos, pero lo que exigen es algún tipo de compensación por el cese de actividad.
"Estando cerrados seguimos pagando agua, luz o veladores. También las seguridades sociales de los Ertes y la cuota de autónomos", denuncian.
Con el cierre simbólico de este martes al que se adhirieron más de 100 locales, además de otros muchos más que participaron en la caerolada, la hostelería de Pontevedra espera que "asociaciones y administraciones busquen puntos en común para reivindicar que hay un sector que se está hundiendo y que detrás de él van a ir muchos más. Parece que nuestros dirigentes a todos los niveles no se están dando cuenta de ello", protestan.
La movilización está en marcha y no se quedará solo en un día, el sector ya trabaja en la organización de una manifestación en la que, al igual que en su trabajo, cumplirán con todas las medidas de seguridad y prevención frente a la covid-19.