El día en que usted o yo nos hagamos millonarios vamos a tener un problema. Mentira: vamos a tener un montón de problemas. No es en lo primero que se piensa cuando alguien piensa en la posibilidad de hacerse millonario, pero esto es porque pensamos muy mal.
Pensamos en lo que nos conviene y desechamos los pensamientos que nos incomodan, por muy acertados que sean. Hacerse millonario es un pensamiento que da vértigo porque los muchos millones marean. Te dejan aturdido, sonado como un boxeador lleno de golpes, así es el ciudadano lleno de millones.
Hablamos, más que de labrarse una fortuna poco a poco, de volverse millonario de la noche a la mañana, por un golpe de fortuna, una herencia o algo así. Ya se sabe que se suele decir que nadie se hace millonario trabajando y que solo explotando a otros, especulando o robando directamente (caminos todos que hemos aprendido como revestir de legalidad) se puede alcanzar un patrimonio desorbitado y desorbitante (porque se te salen las órbitas de los ojos).
Me dirá usted que qué pasa con los empresarios exitosos que saben cómo sacar rédito de aquel asunto de la plusvalía que tanto enojaba a Marx. Bueno, examinemos sus métodos, sistemas, lugares y recursos humanos para la producción de lo que luego vende y veremos si vulneran o no un mínimo código ético. Si no es así, tienen mi bendición, aunque tengo mis dudas de que estuviesen pendientes de ella.
Pongamos, entonces, que de un día para otro nos llueven los millones. Una vez superado el shock y/o la resaca de la borrachera correspondiente, conviene sacar una calculadora porque Hacienda ya lo habrá hecho por usted: averigüe qué porcentaje le corresponde al bien común. Y no se queje, porque hasta ese momento usted no tenía dinero para pagarse médicos, operaciones, curas, prótesis, rehabilitaciones y hacía uso de todo ello gracias al bien común. Por ejemplo. Luego toca decidir qué hacer con el resto del dinero, que es muchísimo aún y seguirá siendo muchísimo porque servidor no trabaja con supuestos cicateros, sino a lo grande.
Primero: comprar analgésicos. Potentes. Analgésicos de rico. Contratar un contable o tesorero, a poder ser honrado. Con paso que vaya completando, hacer un viaje para recompensarse. Contratar una buena agencia de viajes. Tercer paso, y tercer viaje, hacerse un seguro de vida, porque hasta entonces usted no habrá caído en la cuenta de que los viajes pueden ser peligrosos porque cuando no era rico eran solo una fuente de placer y ahora que tiene algo que perder es cuando teme que eso ocurra.
¿Que cuál es la probabilidad de que usted o yo nos hagamos millonarios de la noche a la mañana? Esta es una pregunta que no sirve para nada y cuya respuesta tampoco sirve para nada.