Gabriel Montoya Vidal, conocido como "el Gitanillo" o "Baby", fue el primer condenado por los atentados del 11-M, el único menor implicado por colaborar con los terroristas de Atocha. Su vida, su historia y sus movimientos dentro de la denominada trama asturiana los cuenta el periodista pontevedrés Manuel Jabois en Nos vemos en esta vida o en la otra, un libro que refleja las horas de conversaciones que mantuvo con él.
Le conoció gracias a un compañero de El Mundo, Joaquín Manso, quien lo localizó en Asturias. "Yo me fui a Avilés para hablar con él y tratar de convencerlo para que hablara", ha explicado Jabois en una entrevista en el programa Cara a cara de PontevedraViva Radio. "Pero no estaba por la labor". A pesar de ello, consigue su teléfono y entablan una relación de cierta confianza, dejando claro que "si me contaba su historia yo no iba a hacer sensacionalismo con ella".
Cuando accedió a hablar "me encontré un tipo bastante desconfiado", aunque también Jabois tenía sus reservas porque "yo tenía miedo de que él utilizase este libro para colocar su versión exculpatoria y que tanto Planeta como yo fuésemos los portavoces de un condenado por el 11-M diciendo que él había sido una víctima del sistema".
Pero se encontró con un muchacho que ofrecía una versión "incómoda e inquietante" sobre su participación en los atentados. Y es que en esta entrevista, Jabois desgrana como fueron esos encuentros con "el Gitanillo" que, sorprendentemente, solo muestra un arrepentimiento a medias por haber sido un colaborador necesario en el atentado de Atocha.
"Si volviese a tener esos quince años, incluso sabiendo que esa dinamita que transportó a Madrid iba a ser para atentar contra gente, no sabría qué hacer, igual volvería actuar igual", explica el periodista pontevedrés sobre un muchacho que "sin que sirva de excusa de ningún tipo" no ha tenido nunca una vida fácil.
Nos vemos en esta vida o en la otra gira en torno a Gabriel Montoya y a su visión de los hechos, pero Manuel Jabois reitera que "esta historia no tiene sentido sin las 192 víctimas". Insiste en el que en este libro "yo no hablo del 11-M, no salen los trenes ni las bombas" ni tampoco se analiza el atentado desde un punto de vista informativo. "Pero todas las víctimas están presentes desde la primera a la última línea", insiste.
A pesar de ello, reconoce, su libro ha levantado ciertas ampollas. "Me han escrito un par de víctimas", asegura Jabois. Entre ellas, la madre de una joven de 19 años que falleció el 11-M "muy enfadada de por qué le daba cancha a este tipo", aunque no se había leído el libro. "Le dije que lo último que se hace en este libro es convertir a este chaval en una rockstar o en un héroe de barrio que se ve abocado a una serie de catastróficas desdichas".
"Sale quien es. Cuando hay un atentado en el que hay 192 muertos, yo no tengo que señalarle al lector quiénes son los buenos y quiénes son los malos", concluye.