En los sindicatos se funden los plomos ante tanto frío
Por Anxo Lourido & Mónica Patxot
Abrigada hasta las orejas, con una cazadora, bufanda y guantes trabaja una de las empleadas de Comisiones Obreras en el local sindical mientras una pequeña estufa difumina un soplo de aire cálido que los apenas diez grados que se registran en las instalaciones de esta central que se encuentra en el viejo edificio de los sindicatos en la calle Pasantería, un inmueble pertenece al Ministerio de Empleo.
"No podemos poner la potencia al máximo ni se pueden conectar más de cuatro estufas porque salta el diferencial del cuadro eléctrico", afirma la trabajadora mientras rebota sus piernas contra las baldosas con intención de que, si hay suerte, el ejercicio físico espante el ambiente gélido que se cala en los huesos. "Esta mañana se fue la luz tres veces y al estar utilizando los ordenadores se nos pierde trabajo", indica Maite.
Durante la explicación, otra trabajadora sale de su oficina y confiesa que el frío que se sufre en el edificio sindical es "terrorífico". Ella guarda en su despacho una manta que le permita calentar las piernas. Las empleadas aseguran, además, que los catarros están a la orden del día debido a los bruscos cambios de temperatura entre aquellos espacios que cuentan con estufa y los que no.
El secretario comarcal de CC.OO., José Luis García Pedrosa, no se escapa del ambiente helado. Con los dedos atenazados ante la pantalla del ordenador con una cazadora cubriéndole los hombros.
Alguien en las escaleras dice que fuera, en la calle, en donde no se registran más de cuatro grados, la sensación térmica es más agradable porque no se respira la humedad que desprende el viejo edificio.
Un piso más abajo de la sede de CC.OO., se encuentran las oficinas de diversas secciones de la central nacionalista CIG. Allí, Marcos también tiene un calefactor cerca de sus pies. En este sindicato cuentan cun sistema de acumuladores pero durante varios días, debido a unas obras, tiveron que permanecer inactivos. A veces, cuando llegan jornadas de descanso se desconectan los acumuladores y, al regresar, tardan horas en calentar la zona de trabajo, cuyas paredes que dan al exterior muestran la pintura desconchada por la humedad.
En el piso de Federaciones de la UGT, el frío va por secciones. El sistema de calefactores depende de la inversión que haya realizado cada Federación. Un trabajador confiesa que, en todo caso, se hielan. Otro afirma que exagera. En las oficinas de la secretaría comarcal, se notan los 20 grados que mantienen las tres placas eléctricas instaladas en la planta. Pero las trabajadoras recuerdan que, hace pocos años, también sufrían el mismo problema que en CC.OO. "Vaise a luz cada vez que acendemos varias estufas eléctricas ao mesmo tempo", asegura Carlos Esperón. Por encima, alguno de los calefactores son de alto consumo y eso provoca un incremento del pago de los recibos de la luz que, en esta época, llega a superar la cifra del salario mínimo interprofesional. "A diferenza coa factura do verán é do 800%", afirma o secretario comarcal da UGT, Ramón Vidal.
En el local de la CGT apenas hay actividad. Allí utilizan, sobre todo, un calefactor de queroseno para mantener el calor cuando se reúnen en el local sindical. Esta central se encuentra en el cuarto piso del viejo edificio. Subir por las escaleras es como ascender a una cumbre helada. En el interior del espacio de la CGT los rastros de humedad abundan. Un miembro de este colectivo apunta que "tuvimos una inundación procedente del piso de arriba hace más de un año y todavía sigue sin arreglar".
Al lado de esta sede se encuentra la puerta cerrada de unha última central. "¿En la CNT?", comenta un sindicalista, "En la CNT no tienen ni luz".
Las instalaciones están tan deterioradas que algunos de los trabajadores de las oficinas sindicales señalan que sería necesario que el ministerio reparase las principales deficiencias del edificio. Los sindicatos, indican, "no pueden afrontar unos importantes gastos" para un inmueble que está cedido por el gobierno central y que, en cualquier momento, puede decidir trasladarlos a otra ubicación. "ÿ un edificio vello, con malos aillamentos e o frío entra por todas partes", afirman un par de trabajadores arrimándose a la estufa eléctrica.