Piden a la Xunta que instale reflectores de color azul para disuadir la invasión de fauna silvestre en las carreteras
Por Redacción
El uso de reflectores de color azul para disuadir la invasión de fauna silvestre en carreteras y autopistas podría reducir hasta en un 70% el número de accidentes en las vías gallegas según estimaciones de la Asociación Animalista Libera, que ha estudiado los modelos ya aplicados en países europeos y diversos estados americanos desde la década de los 90.
Los animalistas explican que el color azul es prácticamente inexistente en la naturaleza y por ello los animales salvajes, como jabalíes, pero también aquellos domesticados y que han sido abandonados, como el caso de perros y gatos, huyen al ver una tonalidad completamente ajena a su entorno.
La Columbia británica, Iowa, Minnesota o el estado de Washington son algunos de los ejemplos de efectividad de este modelo de prevención de accidentes de tráfico empleado en algunos casos desde 1981, y con tasas de reducción de atropello de animales que parten del 60% y llegan en algunas circunstancias a superar el 90%.
En este sentido el colectivo en defensa de los animales recuerda que Suiza, Alemania y Luxemburgo emplean este sistema también como una forma de abaratar las primas de los seguros, ya que a menor número de accidentes la contratación se vuelve más económica para el conjunto de los conductores.
La Asociación Animalista Libera reprocha a la Xunta de Galicia el desinterés mostrado por la propuesta toda vez que su primera formulación por parte de la entidad fue en el verano del pasado año. Los defensores de los animales advierten que los últimos accidentes en diferentes comarcas de la comunidad hacen necesaria la aplicación de modelos efectivos, poco costosos y realistas.
Un kilómetro de "vía segura" costaría una media de 4.500 euros "pero un accidente con heridos puede ser sustancialmente superior", tanto el coste del vehículo como la intervención de los servicios de emergencia.
Desde Libera afirman que "desgraciadamente" la única solución que ha puesto sobre la mesa el gobierno autonómico ha sido "derivar la responsabilidad en las batidas, que se han demostrado, con antecedentes evidentes, completamente inútiles para prevenir un problema que podría provocar nuevas víctimas mortales".