La última generación de libreros revoluciona Pontevedra
Por Mónica Patxot & Oskar Viéitez
Son la última generación de libreros, así se definen frente a un negocio tradicional. La crisis del sector ha puesto en auge en Pontevedra otras alternativas, lugares que ofrecen mucho más que un libro. Es aquella delicada tesitura del renovarse o morir.
La organización de eventos, exposiciones o presentaciones era algo impensable hasta hace unos años y sin embargo ahora supone algo inseparable de la propia función de librería.
Es el caso de Cronopios. Nació contracorriente, fue en el año 2009, los hermanos Corbillón, Mercedes, Anxo y Margarita, cumplían con su sueño en el viejo local en el que su padre tenía una agencia inmobiliaria. De vender ladrillo a vender libros.
"Antes de ser libreros éramos grandes lectores y amantes del libro. Porque no sólo nos gusta leer, nos gusta el libro", nos explican Mabel Cabrera y Adriana Otero. "Cuando se montó la librería se pensó en eso, en hacer lo que tú quieres como lector y como cliente. Eso también es adaptarte a la gente".
Es un modelo empresarial basado en las personas, capaz de habituarse a los cambios sin olvidar sus principios. Un espacio atractivo en el que cualquiera puede pasear entre libros sin que le metan prisa, donde intercambiar opiniones y recomendaciones de autores, donde los niños manosean los libros... "oye que sufres eh, en silencio. Pero tienes que dejarles, porque el libro tienes que tocarlo y hojearlo. Es como cuando viene plastificado y te preguntan si se puede abrir, ¡por supuesto! Tienen que ver que sensación te da, hay que dejar a la gente acercarse a los libros, darles libertad", apunta Mabel.
¿Sabían ustedes que en Pontevedra hay una librera que hace magia? Se llama Luz Gallego y está al frente de la Librería Seijas. Los niños dicen que ella siempre acierta con el mejor libro para cada uno de ellos. "Que va tiene que haber fallos", nos corrige, "nosotros también damos la oportunidad de devolver el libro si no funciona. Me da mucho coraje si un padre se gasta 15 o 20 euros en un libro para un niño. Si no le funciona y el niño no lo quiere entonces el lector de desactiva y el padre también".
Devolver un libro parece algo extraño ya que cuando menos implica que el libro se ha manoseado, "pero no se gasta, el negro sobre blanco sigue estando ahí. No pasa nada. Llegan muy poquitos de vuelta. En una campaña crucial como es la Navidad, que se compra masivamente y a veces por obligación, nos llegan devueltos sólo por ser repetidos, tipo Jerónimo Stillton. Pero la verdad es que es un placer que entren por la puerta y te digan: oye aquel libro que dijiste ¡un éxito total!"
-¿Se lo dicen mucho verdad?
-Si la verdad es que sí (dice con sonrojo)
-Tiene fama de eso.
-Mira que del Mago a la Meiga hay un paso y eso puede ser peligroso porque en otras épocas las quemaban en la hoguera.
(Interrumpe un cliente)
-Hola. Quería un libro para un niño pequeñito para que aprenda a hacer pis en el orinal.
-Vamos a ver Me imagino que rondará los dos añitos. Tenemos estos dos.
-Este, si éste. Perfecto.
Luz tiene claro que las librerías tendrán que renovarse y adaptarse, pero sobrevivirán más allá del libro electrónico "aunque no va a dar para un tejido de librerías como el que tenemos ahora y sobretodo va a ser la muerte de las editoriales pequeñas, independientes, las que publican obras de calidad, que son el reducto de los grandes lectores, eso peligra. Ojala nos equivoquemos".
"Creemos que todo lo que se pueda descargar gratis es legal y estamos cometiendo unos errores gravísimos"
Tienen que sobrevivir los dos soportes, afirma, el libro electrónico y el de papel, "pero tenemos un problema cultural grave, creemos que todo lo que se pueda descargar gratis es legal y estamos cometiendo unos errores gravísimos. Afortunadamente eso no ocurre tanto en la línea infantil. La principal medida es concienciarnos de lo que estamos haciendo. Ya ha pasado con los discos".
En la Librería Seijas señalan que la supervivencia de sus negocios también pasará por la especialización. En su caso con la literatura infantil y en el de la Librería Paz con el cómic.
Paz es una de las librerías pioneras en Galicia en prestar una atención especializada a la banda diseñada, distinguiéndose por ser una de sus grandes difusoras. Desde los años 90, Cano Paz, recorre ferias y eventos de todo tipo por gran parte de Galicia, acercando a muchos aficionados ejemplares difíciles de encontrar. Su establecimiento fue fundado por sus padres, Isidro Paz y Dolores García en 1968 y él lo ha sabido reinventar.
"A maioría das librerías non existirían se tiveran que pagar un aluguer, coa que gastos que esto ocasiona. Eu creo que esa é a primeira razón da desaparición das librerías do centro das cidades. Se supón que a situación económica cambiará e seguirá sendo negocio vender libros en papel. Sobrevivirán as grandes librerías de multinacional pero a librería de barrio e as especializadas serán outra cousa, e seguramente non poderán pervivir nas cidades pequenas", afirma Cano.
"Eu sí creo no futuro do papel, do libro. Pero creo que en determinadas cousas vai desaparecer, afortunadamente as enciclopedias desapareceron, está a rede".
En este sentido los libreros pontevedreses coinciden en que los temas de los que realmente hay que cuidarse para que este negocio milenario siga existiendo son el de la competencia desleal de los centros comerciales, el IVA, el apoyo al comercio local, o el fomento de la lectura, entre otros.
"O horizonte e feo, polo tipo de sociedade na que se está a vivir, eu creo no mundo éste, pero esto leva tantísimo traballo espero que as miñas fillas non teñan que vivir disto. Porque é moito sacrificio. Non durmes. Dame vergoña decilo pero con tanto traballo ata deixei de ler. Vives buscando libros para outras personas. Pero para recomendar hai que ler", confiesa Cano mientras atiende al público del Outlet de libros del Café Moderno, una iniciativa que él mismo ha impulsado "traballo hai máis que nunca, teño a cabeza botando por fora: feira do libro, outlet, etc".
Iniciativas como las descritas sugieren que el libro de papel tendrá mucho más recorrido, aunque quizá las librerías del futuro se parezcan bien poco a las que se conocían hasta ahora. ¿Se acuerdan de Michelena, Viñas, Seoane, Paredes, Portela, Pondal?
Obviamente aunque están basados en términos de rentabilidad, las librerías no son un negocio para hacerse rico. Si algo nos han dejado claro nuestros libreros es que son muchos costes y poco beneficio económico. Pero también han hablado de placer, de ilusión, y del disfrute que supone trabajar en algo con lo que habías soñado y eso a día de hoy, coincidirán con nosotros, es un lujo.