Marta Pérez es de A Cañiza, del mismo centro de A Cañiza, donde la familia Pérez Alonso tenía el comercio de confecciones de su padre 'Andrés', aunque su nombre es Tirso. Recuerda el intenso calor del verano y el intenso frío del invierno, con frecuentes estampas blancas de nieve.
La pequeña junto a tres chicos. Con dosis de rebeldía desde la infancia; su primera huelga fue para reivindicar que sus hermanos también debían hacerse sus camas. También desde niña era muy creativa, le gustaba escribir, como a su abuela Concha.
Su hermano Andrés "era melómano perdido" y cada vez que compraba un disco, sentaba a su hermana pequeña en el sofá para escuchar juntos aquellas compras e ir explicándole quién y qué escuchaban. Unas clases impagables sin duda. Su madre, Carmiña, que se crió en Lisboa, le cantaba fados. Las primeras incursiones de Marta en el teatro fueron un juego escolar. Dejaron de ser juego en el instituto, sus mentores Miro Magariños y Roberto Cordovani. Cursando COU la profesora Pilar Lado, le hizo abrió otra ventana desde la que sigue observando: la Filosofía.
Teatro y Filosofía, Filosofía y Teatro, el binomio de su trayectoria profesional. Como el que marca su zodiaco, piscis. Debe ser por eso que se siente tan atraída por el agua, fue nadadora y socorrista. "Soy un pez" dice en esta Playlist.
Primero fue Espazo Aberto, luego durante seis años Arela Teatro con otra cañicense, hizo incursión en el doblaje, trabajó con La Fura del Baus, dio clases y llegó Inversa. La representación de 'Sofía y las postsocráticas' en el Culturgal la acercó hasta PontevedraViva Radio.
Es de las personas que piensa que "en el amor hay que darlo todo, porque mal vas si lo haces a medias", eso sí, también confiensa que hay que ser críticos con el concepto amor romántico que todo lo permite. No es mujer de hacer propósitos con el nuevo año, pero si le pedimos uno sería "ser feliz y confiar en sí misma".