Denuncias y medidas drásticas tras la masificación de la playa por el concierto de Iván Ferreiro en el Náutico
Por Natalia Puga
La playa de A Barrosa de San Vicente se desbordó este jueves cuando se corrió la voz de que el concierto sorpresa que se organizaba en el Náutico lo daba Iván Ferreiro. El arenal se llenó hasta los topes pese a las recomendaciones sanitarias de evitar aglomeraciones y muchas personas de las presentes se quitaron la mascarilla. Dada la situación de masificación, fue necesario que interviniese la Guardia Civil, que incluso tuvo que desalojar la propia playa.
La escena podía quedar en anécdota, pero en esta ocasión ha derivado en la interposición de denuncias de la Guardia Civil y, sobre todo, ha llevado a Miguel de la Cierva, responsable del Náutico, a adoptar medidas drásticas. Ha decidido cambiar la forma en la que había concebido toda la programación de los conciertos de este verano y, a partir de este mismo viernes, cerrará el recinto con una valla que impedirá que desde la playa se vea y escuche las actuaciones.
Este famoso local de O Grove había optado este año por una filosofía distinta a la de años anteriores para evitar imágenes que ya el año pasado resultaron llamativas, con la playa llena de espectadores que se quedaban sin entradas para los conciertos. Este verano limitó el aforo de los conciertos en el interior del local, todo el público está sentado y con mascarilla y vende muchas menos entradas y, además, optó por hacer conciertos sorpresa en los que el público no sabía con antelación quién toca ese día.
Este jueves, no se había anunciado el concierto de Iván y Amaro Ferreiro, pero se había corrido la voz y todo estaba masificado. A la vista de la situación generada, el propio concierto se celebró como estaba previsto, pero, a su término, el local sí suspendió el concierto que estaba programado justo después, del grupo Mucho.
Pese a todas las precauciones, la masificación volvió a la playa, de modo que el propio Miguel de la Cierva anunció a través de sus redes sociales que "el local tendrá una valla opaca y no se podrá ver a los artistas desde la playa" y se intentará "minimizar las condiciones de escucha desde fuera".
En cuanto a lo ocurrido en la tarde de este jueves, la Guardia Civil explicó que tuvo que acudir a la playa y al local en dos ocasiones. En la primera, constató que en el interior del local se cumplían las medidas de seguridad, pero que en la playa había unas 200 personas y que muchas no tenían mascarilla ni cumplían las distancias de seguridad, de modo que se desalojó la playa y se pidió a la gente que usase la mascarilla.
Una hora más tarde, tuvieron que acudir por segunda vez. La gente desalojada había regresado a la playa, de modo que se volvió a desalojar y los agentes interpusieron varias denuncias por no llevar mascarilla a bañistas que se comprobó que no cumplían las condiciones estipuladas para evitar la expansión del coronavirus.
Además de denunciar a varias personas que estaban en la playa, en su primera visita la Guardia Civil también había denunciado al propio dueño del Náutico porque en el local se estaba celebrando un concierto pese a tener licencia de café restaurante.
Fuentes de la Guardia Civil explicaron que en años anteriores ya se ha denunciado a este local en varias ocasiones. Al respecto, desde el propio local fuentes oficiales explicaron a este periódico que es cierto que tiene licencia de bar, no de sala de conciertos, pero que todas las actuaciones que organizan cada verano se celebran bajo la legalidad porque las ordenanzas municipales autorizan a organizar este tipo de conciertos siempre y cuando se cumplan tres requisitos que el Náutico siempre reúne.
Así, el Concello de O Grove permite al Náutico y a otros chiringuitos del municipio organizar conciertos siempre que se realice una notificación previa con las actuaciones que se van a realizar, que se presente una declaración de buenas voluntades firmadas y que se cuente con un seguro de responsabilidad civil. El Náutico cumple los tres requisitos, de modo que confirman que tienen permiso municipal para sus actividades.
En relación con el comportamiento de las personas que se concentran en la playa, el local carece de responsabilidad si están en un lugar público e incumplen las normas, pero De la Cierva optó por cerrar con la valla el recinto consciente de que, de esta forma, se limitará la asistencia, por responsabilidad.
"La responsabilidad de el cumplimiento de su uso así como la de mantener la distancia de seguridad es una responsabilidad personal. No obstante, como titular del local debo hacer lo que pueda para que se cumpla. Nos gustaría pedir a la gente que no se ponga cerca de la valla o por lo menos que no se acerque a los demás y cumpla con la obligatoriedad del uso de mascarilla", indica al respecto.
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