Julia Navarro: "Estamos prescindiendo de los jóvenes y de los que han cumplido los 50. Un país que hace eso tiene un futuro gris
Por Alejandro Espiño
Más de cinco millones de libros vendidos avalan a Julia Navarro (Madrid, 1953) como una de las escritoras más exitosas de nuestro país. Pero como ella misma reconoce "con cada nueva novela te la juegas, partes de cero". De ahí la intensa promoción que está realizando de Dispara, yo ya estoy muerto, su nuevo trabajo. Tras más de noventa días de entrevistas y firmas de libros, llegaba esta semana a Pontevedra.
Es la primera vez que está en la ciudad para presentar uno de sus libros. Lo hizo en la Librería Cronopios. Pero asegura que ya la conocía de estancias anteriores en Galicia. "Quedándome en Santiago que está tan cerca, hubiese sido un pecado no venir hasta aquí", explica a PontevedraViva en una entrevista en la que repasamos con ella, además de esta nueva novela, su carrera como escritora o la que ha dejado aparcada "por salud", la de periodista.
Llegas a Pontevedra (nos pide que la tratemos de tú) con Dispara, yo ya estoy muerto. Es tu quinta novela. ¿Qué nos vamos a encontrar en este nuevo libro de Julia Navarro?
Es una novela que es una reflexión sobre cómo las circunstancias nos marcan. Es la lucha de unos personajes contra las circunstancias vitales que nos tocan en suerte. Comienza a finales del siglo XIX en la Rusia zarista y contempla los primeros años del siglo XX, los movimientos pre-revolucionarios, la Primera Guerra Mundial, la rebelión de los árabes contra los otomanos, la Segunda Guerra Mundial o el mandato británico de Palestina. Pasa por distintos escenarios y va narrando el conflicto de estos personajes sobre esos escenarios.
Aunque la historia ya no llega hasta allí, el conflicto entre Israel y Palestina, o al menos sus antecedentes, parecen impregnar la novela. ¿Por qué no llegar hasta esa época?
Lo que hago es terminar la novela en 1948 porque no quería escribir una novela sobre el conflicto entre Israel y Palestina. Por eso justo la termino cuando se crea el estado de Israel. Es verdad que la parte de la novela que transcurre en Palestina o en Rusia es la más potente y eso lo impregna todo. Pero insisto no es una novela histórica, no me centro en el conflicto en sí, sino en los personajes que están en esos escenarios.
Entiendo entonces que primero nació la historia y después buscaste el escenario, ¿no es así?
"A veces estamos satisfechos con lo que nos ha tocado en suerte y a veces no. Pero tratamos de coger las riendas de nuestra vida y luchar contra lo que nos ha tocado"
Lo que me importaba era cómo las circunstancias marcan la vida de los personajes. Pensé en tres escenarios: Ruanda, Yugoslavia y Oriente Próximo. En ellos se ve perfectamente como si caes de un lado eres hutu o tutsi, bosnio o croata, judío o palestino. Nadie ha elegido ser una cosa u otra. Es lo que te ha tocado. Ni eliges la religión que es parte de la cultura de tu pueblo. Los seres humanos tenemos que lidiar con ese pack. A veces estamos satisfechos con lo que nos ha tocado en suerte y a veces no. Pero tratamos de coger las riendas de nuestra vida y luchar contra lo que nos ha tocado. De eso trata realmente trata mi novela.
¿Es quizá la más dura de todas tus novelas?
Eso me dicen los lectores, que es dura. Y sí, hay capítulos muy duros. Son ellos los que me dicen que hay capítulos que les ha removido el alma. La verdad es que, cuando estoy contando una historia, yo nunca le ahorro a mis lectores que pasen un mal rato si lo tienen que pasar.
La gente que conoce a Julia Navarro de sus novelas anteriores, ¿se sorprenderá con este libro o reconocerá el estilo de otros trabajos?
Se van a encontrar una novela más del estilo de la anterior, Dime quien soy, con la que di un giro a una novela en donde priman más los personajes. Importan más que el escenario, aunque no se les puede entender sin ellos.
¿Después de haber vendidos tantos millones de libros sientes cierta presión cuando comienzas a escribir una nueva novela pensando en si gustará o no?
No pienso en eso mientras escribo. El vértigo me entra el día que entrego la novela. Con cada novela te la juegas, partes de cero. Es como si fuera la primera. Los lectores juzgamos cada libro. Un autor te puede gustar muchísimo, pero juzgas el libro que tienes entre las manos. En ese sentido somos bastante implacables. Y cuando has pasado tres años dedicados a trabajar en un libro, claro que sientes esa inquietud. No doy nunca nada por ganado. Es como tirar una moneda al aire sin saber lo que va a salir. A los lectores hay que conquistarlos libro a libro.
Siempre dices que con tus libros no pretendes aleccionar a tus lectores, pero sí que mantengan un espíritu crítico y reflexivo. ¿También lo intentas con este libro?
"Con cada novela te la juegas, partes de cero. Es como si fuera la primera. Los lectores juzgamos cada libro. Somos bastante implacables"
No intento aleccionar a nadie pero sí que reflexionemos juntos. Salvo mi primera novela que era un thriller puro y duro, el resto siempre ha sido así. La biblia de barro era un alegato contra la guerra. Empecé a pensar en esa novela cuando los famosos inspectores de ONU iban y venían a Irak en busca de las inexistentes armas de destrucción masiva. O La sangre de los inocentes, que era un alegato en contra de los fanatismos en cualquiera de sus vertientes. Siempre hay algún elemento para la reflexión en mis novelas, pero permitiendo que cada cual saque sus conclusiones.
Se ha hablado muchas veces de una posible adaptación al cine de alguna de tus novelas. ¿Te gustaría ver tus historias en la gran pantalla?
Sí, claro que me gustaría. Ha habido algunos contactos con ciertas productoras que se han acercado, pero siempre hay un inconveniente a la hora de pensar en cine o televisión. Serían muy caras por la cantidad de lugares en los que se desarrollan mis novelas. En esta, por ejemplo, tienes Varsovia, San Petersburgo, Finlandia, París, Jerusalén, Estambul, Salónica hay tantos escenarios que cuando los productores se leen a fondo la novela les entra un ataque de pánico pensando en lo que les va a costar.
Lo que has dejado aparcada ya es tu profesión de periodista
Fue una cuestión de salud. Con las dos primeras novelas intenté compaginar el periodismo con los libros, pero mi salud no daba tanto de sí. Yo trabajo en las novelas unas ocho horas diarias. Llegó un momento que me volví loca. Poco a poco, casi sin darme cuenta fui dejando cosas y un día te das cuenta que te has ido del todo. Lo único que sigo escribiendo son artículos de opinión, pero entiendo que eso no es periodismo. Periodismo es contar lo que ocurre a tu alrededor, no opinar sobre lo que está pasando en Afganistán.
Y desde la cierta distancia a la profesión que te da tu nueva dedicación, ¿cómo ves el sector periodístico en España?
"Creo que los editores cometieron un grave error regalando sus contenidos a través de la web. Es una de las decisiones estratégicas más nefastas que se han podido tomar"
Creo que los editores cometieron un grave error regalando sus contenidos a través de la web. Es una de las decisiones estratégicas más nefastas que se han podido tomar. Eso ha ahondado más en la crisis del papel. Ahora no sé si los editores serán capaces de hacer lo que han hecho los grandes periódicos en Estados Unidos, que han decidido que quien quiera leer el periódico o lo pague en papel o lo pague en la red, pero o lo paga o lo paga. A mí eso de regalar el trabajo me parece una falta de respeto hacia la persona que hace ese trabajo.
El periodismo sufre una doble crisis. Por un lado está la crisis económica que hace que los sueldos se hayan abaratado de tal manera que los jóvenes periodistas están explotados, y por otro lado la crisis social. Este país está prescindiendo de la gente más joven, la que tiene que construir el futuro, y que tiene que emigrar para ser mileurista en otro sitio, y al mismo tiempo a través de los famosos ERE también de la gente que ha cumplido los 50 y que tiene unos conocimientos y una experiencia que se tira a la basura. Un país que hace eso con dos generaciones es un país que tiene un futuro más bien gris.
Y en cuanto a la cultura, que te toca ahora más cerca, ¿estamos heridos de muerte?
Este es el gobierno que más ha atentado contra la cultura, que más piedras ha puesto en el camino, sobre todo con la subida del IVA, que es un auténtico disparate. Pero sobre todo me preocupa el robo en la red. Hacer click y bajarse una película, un libro o un disco no es un acto inocente. Es lisa y llanamente un robo. La gente que hace eso está robando el trabajo de los demás. A mí no se me ocurriría que alguien trabajase gratis para mí. Se me pondrían los pelos de punta. Pues eso es lo que hace la gente que roba la propiedad intelectual.