Alberto Mancebo: "Mi madre siempre dice que le gusta más como escribo que como lo hago en la tele"
Desde que era niño, Alberto Mancebo (Vimianzo, 1983) tuvo claro que lo suyo era contar historias. Lo hizo con pequeños relatos hasta que el periodismo se cruzó en su camino. Primero en la radio y, desde 2004, en la TVG logró dar rienda suelta a su faceta comunicadora.
Pero con la pandemia, estando de corresponsal en Portugal, sintió la necesidad de volver a escribir. "Salió de forma natural. Necesitaba hacerlo", explica en esta entrevista con PontevedraViva. Ahí comenzó una aventura que, dos años después, se convirtió en su primera novela.
Solo había una persona que tenía claro que este momento iba a llegar. Y no era él mismo porque "ni se me pasaba por la cabeza publicar nada". Pero su madre sí. Ella fue la que siempre supo que este libro, O que me quedaba por dicirche, y los que vendrán después, serían escritos algún día.
Tu madre estaba convencida de que su hijo llegaría a ser escritor, ¿no?
Siempre dice que le gusta más como escribo que como lo hago en la tele (ríe). Fue la que me hablaba de los escritores, la que me compraba libros, la que me enseñó a redactar. Estaba obsesionada. Debía notar que de ahí podía salir algo. Cuando escribo no me acuerdo de lo que me dijeron los profesores. Me acuerdo de lo que me decía mi madre. El libro no podía ser más que un regalo para ella.
Pero, si no me equivoco, nadie sabía que estabas escribiendo.
No estaba en mis plan en absoluto. Cuando acabé la novela se la enseñé a mi marido. Él sabía que andaba garabateando algo, pero no sabía que era una novela. Pobriño, imagina que llevas casi veinte años con una persona que nunca había escrito nada y que de repente te planta una novela en la cara. Y la sorpresa fue que le encantó.
Y de ahí a Xerais, la editorial que publicó este O que me quedaba por dicirche. ¿Cómo fue el proceso?
"Me quedé de piedra cuando en Xerais me dijeron que sí. Pensé que se habían equivocado y que iban a decir que había sido un error"
Un amigo mío que es poeta me dijo que le veía posibilidades y que había intentado publicarla. Pensé en autopublicarla pero era un coñazo. Pero me dijeron que no, que tirara por lo alto. Y claro, fui a Xerais. Me quedé de piedra cuando me dijeron que sí. Pensé que se habían equivocado y que iban a decir que había sido un error y que el correo que me mandaran no era para mí.
¿De dónde partió la historia de esta novela?
La historia en sí empezó con un párrafo pequeño que escribí en un avión, en un viaje que hice con mi marido. Necesitaba escribir algo de ficción. Había dejado de hacerlo en la universidad. Había gente con mucho talento y yo me hice muy pequeño. Sentía que no estaba a su altura.
Dices que sentías la necesidad de escribir, ¿por qué?
Yo creo que la necesidad que tengo ahora de escribir vino porque yo no había leído lo suficiente o no había vivido lo suficiente para poder hacerlo. Hay gente que es un genio y desde muy jóvenes pueden hacer novelas increíbles. Pero en mi caso tiene que ver con la madurez y con creer en uno mismo. Nunca pensé que podía hacer novelas coherentes y que a la gente le gustaran. Y resulta que soy capaz.
¿Cuál dirías que es el hilo conductor de esta novela?
El mensaje que queda tras acabar la novela es que es importante comunicarse. A todos los niveles. En la pareja, en la familia o entre los amigos. Aunque es una excusa para el tema gordo. Siempre quedan cosas que decir y, sobre todo, por decirlas a la cara. Supongo que este enfoque es porque tengo 40 años. Te lo da la experiencia y la madurez. Si la hubiera escrito con veintipico años, sería diferente.
Xoán, el protagonista, es un joven que no sabe como gestionar sus sentimientos. Es decir, como nos puede pasar a cualquiera en alguno momento de nuestra vida...
Yo siempre digo que Xoán es raro, pero nos podemos sentir muy identificados con él en muchísimas cosas. Es un tipo bastante raro y tiene comportamientos absurdos, pero no es un robot que sea ajeno a las emociones que conocemos. Es alguien con el que podemos identificarnos.
¿Fue complicado meterte en su piel?
"Una de las cosas que más me costó fue volver a tener 25 años y pensar como un chico de 25 años que, además, no se parece en nada a mí"
Fue una de las cosas que más me costó. Volver a tener 25 años y pensar como un chico de 25 años que, además, no se parece en nada a mí. Fue buscado a propósito. No quería que la gente viera paralelismos conmigo o que me buscara en el libro. Mío no hay nada.
Xoán es un hombre de ciencias, no viaja, es poco sociable o es heterosexual. Saber ponerme en la cabeza de una persona tan diferente a mí fue complicado. Y el estilo también lo fue. Tenía pánico a que resultara infantil o demasiado juvenil. Ese era mi principal miedo.
Y al final, lo que subyace de toda esta historia es que todos somos lo que somos, en gran parte, por nuestra familia. Tanto por su presencia como por sus ausencias
Desde luego. La familia de Xoán es una familia que le va bien. Se llevan bien entre ellos a pesar de ser tan diferentes. Pero tienen un defecto muy grande y él parece que no es consciente. Pasa de todo y ahí está uno de los nudos de la historia. Las ausencias y los defectos que tiene esa familia.
Reflexionas mucho en este libro sobre la salud mental, ¿por qué?
Salió de forma natural. Igual quería parirlo de alguna manera. Yo pasé una depresión muy gorda en 2017 e intento luchar siempre contra el estigma que sigue habiendo con la salud mental o la ansiedad. Es terrible estar enfermo y que te miren mal. Como personaje público, entre comillas, que soy me gusta decirlo por si alguien se siente como yo.
Y todo desde la ficción. ¿El hecho de trabajar como periodista, en tu caso en los informativos de la TVG, hace que estés saturado de temas pegados a la realidad?
Te juro que es tal cual. Lo que quiero con mis novelas es que haya puntos de sorpresa, donde no te esperas lo que está pasando, que tienes que volver una página atrás porque ves algo que roza lo inverosímil. No me interesa escribir nada realista, porque ya lo hago en mi trabajo.
La novela es corta, tiene 130 páginas, porque me gustan los libros cortos. Intento ir al grano, no quiero extenderme. Y tiene que ver con lo que dices tú. Al estar todo el día escribiendo de lo que pasa en el mundo busco escribir de otras cosas, de ahí los elementos de realismo mágico que hay en la novela.
¿Te pasó, como a muchos escritores primerizos, tener lo que llaman el síndrome del impostor? En plan, ¿qué hago yo escribiendo un libro?
"Escribo tal cual lo me gustaría leer. No sé si es una cosa buena o mala (...) Me gustaría poder leer esta novela sin haber sido yo el autor a ver qué pensaba"
Aún lo tengo ahora. Lo de ir a una librería a la que va a venir gente que no conozco para escuchar lo que tengo que decir aún me resulta raro. Al principio pensé que a lo mejor tenían curiosidad por ver qué digo fuera de la tele. Pero no, me preguntan cosas del libro.
Es alucinante el cariño que estoy recibiendo. Hay mucha gente que se sorprendió de que sacara una novela, algo que es lógico. Pero los mensajes y reseñas que me llegan son muy buenas. La tirada se va a acabar. Fue uno de los libros más vendidos en verano. Estoy un poco como Xoán en el libro. En una nebulosa, una especie de entresueño. La gente me pregunta si tengo más libros.
¿Y los tienes?
Tengo otras dos novelas finalizadas y una cuarta a la que le falta poco. La segunda, que es la que más le gustó a la gente que la leyó, ya la tiene Xerais. Espero que a ellos también les guste. Le tengo mucho cariño. Es muy especial porque está ambientada en mi pueblo. Éstá escrita mitad en gallego normativo y mitad en versión dialectal de mi pueblo. A ver si sale adelante. Sea como sea, voy a seguir escribiendo. No lo hago por publicar, porque rico no me hago con esto.
¿En el resto de tus novelas sigues escribiendo lo que quieres o ya te guías un poco por los gustos de los lectores o por las tendencias del mercado editorial?
Escribo tal cual lo me gustaría leer. No sé si es una cosa buena o mala. Las personas que me conocen bien no les extraña que incluya ciencia ficción, algo de fantasía, leyendas muy pegadas a la tierra, a la Costa da Morte, con elementos muy cunqueiranos de realismo mágico. Me gustaría poder leer esta novela sin haber sido yo el autor a ver qué pensaba.
Cuatro novelas en dos años, el trabajo como periodista y tu vida personal y familiar. ¿Cómo haces para compaginar toda esa actividad?
Soy una persona muy activa, estoy siempre fuera de casa. Para escribir tengo que estar en un estado mental muy concreto. Estar tranquilo y contento. Sin preocupación ni ansiedad. Eso me anula por completo. Y tener tiempo, porque cuando empiezo no paro hasta que estoy físicamente cansado. Eso es lo que me gusta y lo que me tiene enganchado. Yo no sabía que me podía pasar esto.
No me gustaría finalizar esta entrevista sin hablar de tu trabajo en la TVG. Tras cinco años como corresponsal en Portugal, ¿estás contento con tu etapa actual?
"Yo creo que lo pasaría bomba en un magazine. Lo tengo clarísimo. Mi personalidad pegaría mucho con algo que combine entretenimiento e información"
Estoy contento porque he vuelto a casa. Fui a Portugal porque quise ir, pero toda mi vida está en Galicia. Mi familia y mi marido fueron súper generosos conmigo. Me apoyaron en la idea de irme fuera. Tras cinco años, con la pandemia y la muerte de mi padre de por medio, sentí que era el momento de volver. Me ofrecieron trabajar en el equipo de fin de semana y presentar el Telexornal. Hacer algo diferente a lo que estaba haciendo era un reto que no podía rechazar.
Siempre estuviste vinculado con los informativos, ¿te gustaría probar en otros registros?
Yo creo que lo pasaría bomba en un magazine. Lo tengo clarísimo. Mi personalidad pegaría mucho con algo que combine entretenimiento e información, pero me gusta mucho la información, así que estoy muy contento con lo que estoy haciendo ahora mismo.
¿Y volver a Portugal está descartado?
Yo espero volver en el futuro. Poder irme fuera de nuevo. No sé si será posible. Igual que cuando fui a Portugal o cuando empecé en el Telexornal depende de muchas variables. Pero sí, en Porto fui muy feliz. Es mi estado ideal, andar por ahí informando de cosas. Ya veremos lo que pasa.