Un error garrafal en el descuento pone colofón a un desastroso partido del Pontevedra (0-1) frente al Cerceda
Por Ramiro Espiño & Diego Torrado
Con un sólo disparo a puerta con peligro resulta muy difícil ganar un partido. Si además concedes al rival la posesión de balón, no eres capaz de parar sus contras y regalas un gol en el descuento en una jugada a balón parado, mal defendida y absolutamente previsible, de nada sirven las lamentaciones porque lo lógico es que acabes perdiendo.
Cierto es que la derrota duele especialmente por el momento en que se materializa, con el tiempo reglamentario cumplido y el añadido superado, pero hasta que no pita el árbitro no se puede perder la concentración, y el Pontevedra cometió demasiados pecados para no tener que pasar una dura penitencia.
Además, las lamentaciones granates se incrementan al echar un vistazo a los marcadores de otros campos, ya que de haber sumado los tres puntos los de Milo Abelleira se hubiesen aupado al tercer puesto, dejando al Cerceda a una distancia considerable, pero está visto que la regularidad no es el punto fuerte de este equipo que, tras encadenar cinco jornadas sin perder lo hizo en su feudo de la peor manera posible, dando una pésima imagen colectiva de falta de ideas e incluso intensidad para superar a un rival serio, ordenado, con oficio, que manejó los tiempos a su antojo y que si no materializó antes su triunfo fue en primer lugar por falta de puntería en los metros finales y después por la ceguera arbitral, que ignoró un claro penalti de Yago Vázquez sobre Hugo García, a poco de comenzar la segunda parte.
Pero la verdad es que el equipo pontevedrés empezó a perder el partido en el vestuario. El experimento de adelantar a Pablo al pivote defensivo como compañero de Iago Paz no funcionó y aunque Milo intentó corregir sobre la marcha pasando a Jacobo al centro y colocando a Iago en banda, lo mismo que haría más tarde colocando a Cristóbal Juncal, ninguno de los jugadores que pasaron por esa posición consiguieron darle sentido a la circulación de balón, ni siquiera garantizar la posesión, que fue mayoritariamente visitante.
El Cerceda durmió el partido en el primer período, como queriendo jugar con el tiempo y con la paciencia de la grada local. Escondió el balón manejando los tiempos a su antojo. Fueron 45 minutos de tedio y aburrimiento, con un sólo disparo a puerta por bando, pero con la sensación de que los visitantes podían hacer más en cuanto se lo propusieran.
La segunda parte comenzó con el derribo no señalado de Yago Vázquez a Hugo García y con algo más de garra por parte local, especialmente tras la entrada de Javi Pazos, pero ni él ni Stefan recibieron un sólo balón en condiciones de intentar el remate con peligro. El Cerceda parecía conformarse con el empate, ralentizando el juego, hasta que el partido se rompe, a falta de 15 minutos, y en ese juego de ida y vuelta mientras el Pontevedra descubría sus vergüenzas, los visitantes coqueteaban con la victoria.
Javi Pazos tuvo en sus botas la única ocasión clara del Pontevedra en todo el partido
Quique Cubas, un ex.granate, perdonó la mejor ocasión, a menos de dos metros de la línea de gol. Su remate lo sacó con el pie Lloves. Herbert crecía, aún sin mucho apoyo, y de sus botas nacían las mejores acciones del partido. Curiosamente en este toma y daca el Pontevedra estuvo a punto de sacar petróleo, cuando Javi Pazos recibe dentro del área, pero su disparo en el mano a mano con Darío lo manda el portero a corner. No habría sido justo, ya que fue el único lanzamiento con peligro entre los tres palos en todo el partido, por parte de los granates.
Pero cuando bastantes de los pocos espectadores ya se habían ido de las gradas, en el descuento el fútbol hizo justicia a quien más buscó la victoria, o al menos al equipo que mejor interpretó el partido e hizo más méritos. El Cerceda se aprovecha de la "amabilidad" de la defensa local y en la última acción se lleva los tres puntos, provocando el lógico enfado de una afición decepcionada con el pobre juego ofrecido por el Pontevedra, al que despidió con una fuerte pitada.
PONTEVEDRA, C.F. (0): Lloves (1); Cristóbal Juncal (1), Cristóbal Domínguez (1), Yago Vázquez (2), Adrián Gómez (1); Tubo (0), Pablo (2), Iago Paz (1), Jacobo (0); Richi (1) y Santi Domínguez (0).
Sustituciones: Nano (1) por Cristóbal Domínguez, minuto 46. Stefan (1) por Santi Domínguez, minuto 46. Javi Pazos (2) por Tubo, minuto 60.
C.C.D. CERCEDA (1): Darío (1); Noé (1), Álex Canedo (1), Aitor Díaz (2), Josito (1); Rodri (2), Pablo Antas (1); Herbert (3), Xaco (1), Marcos Remeseiro (2); y Hugo García (1).
Sustituciones: Souto (1) por Xaco, minuto 65. Quique Cubas (1) por Pablo Antas, minuto 73. Alberto Vía (s.c.) por Hugo García, minuto 79.
Árbitro: Antonio José Leiras Martínez, auxiliado en las bandas por Samuel Martínez López y Juan Carlos Polo Fernández (Lugo). Amonestó a Tubo, Pablo, Javi Pazos, Xaco, Marcos Remeseiro y Pablo Antas.
Goles: (0-1) Minuto 93: Falta desde el círculo central que lanza Souto, prolonga de cabeza Aitor Díaz y Marcos Remeseiro, libre de marcaje, remata cruzado ante la pasividad de la zaga local.
Incidencias: Estadio Municipal de Pasarón (Pontevedra). Floja entrada con poco más de 1.000 espectadores.
VESTUARIOS:
JOSÿ LUIS LEMOS: Visiblemente contento el técnico visitante tenía claro cómo se había desarrollado el partido: "Salimos con la idea de controlar el balón y dominamos el partido. En la segunda parte el Pontevedra fue más directo y nos apretó un poco, pero las ocasiones fueron nuestras y aunque el gol llegó en el descuento el empate no sería justo. Tuvimos fe para irnos arriba en esa última acción, pero es verdad que cuando fallamos antes un par de oportunidades clarísimas, llegué a pensar que el partido se nos podía escapar".
Lemos veía mucha similitud con lo ocurrido en su campo de O Roxo en la primera vuelta: "Allí el Pontevedra nos ganó merecidamente en el descuento y aquí fue al revés, hemos ganado nosotros y también con todo el mérito".
MILO ABELLEIRA: El entrenador local no buscó excusas a la derrota: "No fuimos capaces nunca de apretar al rival en la salida del balón y fuimos siempre a remolque. Aunque sea doloroso por cómo se ha producido y en qué momento, tengo que reconocer que ellos merecieron la victoria. Nosotros hicimos muy poco, casi nada, para ganar el partido".
Milo también encontró semejanzas con el partido de la primera vuelta: "Fue un calco pero al revés del partido que jugamos en su campo. No hemos sido capaces de parar sus contras y tampoco conseguimos crear mucho peligro".