El Pepe Quimarán, un campo 12 metros más estrecho que Pasarón, espera al Pontevedra
Por Manu Otero
El Pontevedra tendrá que hacer frente el próximo domingo a un contratiempo al que no está habituado. Los granates, ya acostumbrados a una categoría en la que cada año son más numerosos los terrenos de hierba sintética, tendrán que competir también en un terreno de juego de dimensiones reducidas.
El estadio del Llanera, rival al que se enfrentarán los de Ángel Rodríguez el domingo a partir de las 17 horas, tiene una superficie de 90 metros de largo por 56 de ancho. Un tamaño que contrasta con el del terreno de juego de Pasarón, que este año vio reducido en los metros su longitud para quedarse en 103 por 68 metros.
La diferencia de tamaño entre un campo y otro puede suponer un factor diferencial a la hora de plantear el encuentro. La estrechez del mismo y su limitada longitud facilita planteamientos defensivos y estructuras cerradas. Una situación en la que los granates ya han demostrado no sentirse nada cómodos esta temporada.
La reducidas dimensiones del campo de fútbol Pepe Quimarán, que tiene una capacidad cercana al millar de espectadores, salta a la vista.
La distancia entre la línea de banda, teniendo en cuenta que el ancho reglamentario del área de penalti asciende a 40,32 metros, y el interior del área no alcanza los ocho metros, por lo que cualquier saque de banda puede ser tan peligroso como un córner.
Una situación que, a pesar de no estar acostumbrados, puede favorecer a los granates que cuentan en sus filas con dos de los mejores rematadores de cabeza de la categoría como Rufo y Charles, que tendrán que fajarse con la corpulenta defensa rival para perforar la portería de un Llanera que promedia como local un gol y medio encajado por partido. Una media muy similar a la de goles anotados, con 20 tantos a favor en 12 encuentros disputados en el Pepe Quimarán.