Primera bronca de la temporada en Pasarón para un Pontevedra que defrauda frente al Bergantiños
Por Ramiro Espiño
¿A qué juega este Pontevedra?. Pues si hay que juzgarlo por lo visto otra semana más frente a un rival de la zona baja y de lo más limitado que se puede encontrar en la categoría, la conclusión no puede ser más rotunda y desoladora: absolutamente a nada. En el fútbol actual la primera premisa para obtener resultados favorables es correr. Correr tanto o más que el contrario, poner intensidad en cada disputa de balón, si en lugar de eso se juega andando cualquier rival, por limitadito que sea (y el Bergantiños lo es y mucho) te moja la oreja y te deja en el más absoluto de los ridículos.
Pero es que, además, los granates están adquiriendo el peligroso hábito de regalar al menos un gol en cada partido y los rivales sólo tienen que esperar que aparezca el error de turno para ponerse por delante y luego esperar plácidamente a que vayan pasando los minutos en un "tran-tran" insulso en el que domingo a domingo se repiten los mismos errores técnicos y tácticos, como si la semana previa no hubiese servido para trabajo alguno de preparación.
El partido frente al Bergantiños se había planteado como una especie de reivindicación, de lavar cara e imagen tras la penosa actuación de Barbadás. Pues fue peor el remedio que la enfermedad. Al menos en Barbadás fueron pocos los seguidores que tuvieron que regresar con la cara roja de vergüenza, abochornados por lo presenciado. En esta ocasión no; en esta ocasión dejamos claro ante toda la parroquia que en lugar de progresar cada semana vamos a menos futbolísticamente hablando, tan a menos como la asistencia a Pasarón, cada vez menor, lo que no es de extrañar, visto lo visto, que para cabreos ya tiene uno bastante con la vida diaria.
Si contabilizamos los pases erróneos me atrevo a asegurar que superan los correctos. Pero peor es la cada vez más alarmante falta de eficacia en las acciones de estrategia. Ya se sabe que, en caso de guerra, cualquier agujero es una trinchera, y si la "guerra" es futbolística, lo que traducido significa que si la falta de ideas no abunda, la "trinchera" en la que refugiarse suele ser una falta o un corner que permita sacar el partido adelante, aún cuando no se merezca, pues el Pontevedra no tiene ni trinchera, sencillamente porque su ineficacia es tan alarmante como preocupante el daño que hace el rival en esas acciones.
¿Se imagina alguien en todo un Real Madrid a Ronaldo sacando los corners?. Pues en el Pontevedra sí. Los saca el mejor goleador que tenemos y claro, no rematamos ni uno. Pero jornada a jornada insistimos con el mismo nulo acierto. Lo mismo que el saque inicial: balón retrasado al lateral (generalmente Adrián Gómez) y envío largo en diagonal buscando a Stefan. Y claro, tanto nos conocen que en este partido el Bergantiños ya se fue a taponar evitando el desplazamiento y robando el primer balón.
Luego, la pasividad sigue cuando las acciones a balón parado son en contra. El Bergantiños no se llevó el partido de milagro en una de ellas, cuando hasta cuatro atacantes buscaron un balón colgado desde un lateral, mientras los granates defendían "con la mirada".
La grada estalla contra el entrenador con gritos de "Milo, vete ya" en la primera parte y al finalizar el partido
Lo peor de todo es que para corregir errores hay que ser conscientes de que se cometen y da la impresión de que no se es capaz de verlos. Jornada a jornada, partido a partido insistimos en lo mismo. Los rivales progresan y el Pontevedra va hacia atrás, a menos. Frente al Bergantiños una ocasión de inicio para Stefan, primera llegada visitante y regalito de turno. Luego quiero y no puedo. Un remate de Santi fuera y un centro chut de Adrián que da en la parte superior del larguero como pobre bagaje ofensivo frente al rival más goleado de la categoría. Y claro, la grada estalló. A la media hora se escucharon por primera vez gritos de "Milo, vete ya" que se repetirían con fuerza al acabar el partido.
Dos cambios al comienzo del segundo tiempo y el conservadurismo lógico del Bergantiños facilitan una ligera mejoría local, con un remate de Stefan fuera, con toda la portería para él y el gol del empate en la única jugada de mérito de los granates. Ahí se acabo el fuelle. Dominio sin ocasiones pero aún con menos ideas y juego plomizo hasta el aburrimiento y cabreo general. Una vez más el Pontevedra defrauda en un partido que se presumía favorable y frente a un rival modesto, pero trabajado y con motivación, lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿está trabajado este Pontevedra?.
PONTEVEDRA, C.F. : LLoves (1); Pacheco (1), Yago Vázquez (1), Pablo (1), Adrián Gómez (1); Cristóbal Juncal (0), Iago Paz (1), Moisés Pereiro (0), Fran Fandiño (1); Santi Domínguez (2) y Stefan (1).
Sustituciones: Sestelo (1) por Yago Vázquez, min. 46. Tubo (2) por Pacheco, min. 46 y Richi (s.c.) por Fran Fandiño, min. 75.
BERGANTIÿOS, C.F.: Dani Varela (1); Tomás (2), Diego Peña (2), Sergio (2), Aarón (2); Álex Figueiras (1), Toni (1), Geri (1), David García (1), Alexandre (2); Iván Amor (2).
Sustituciones: Chechu (1) por Geri, min. 58.
Árbitro: Brito Regadeira, auxiliado en las bandas por Landrove Lago y Serrano Naveiras (Ferrol). Amonestó a Iago Paz y David García.
Goles: (0-1) Minuto 21: Pérdida de balón en mediocampo que aprovecha el Bergantiños para un envío en largo. No acierta Yago Vázquez en el despeje e Iván Amor pica sobre Lloves, que estaba a media salida, sin que Pablo logre desviar el remate bajo palos. (1-1) Minuto 60: Fran Fandiño estrella su remate en el portero y el rechace le cae a Iago Paz quien habilita a Santi Domínguez para que resuelva con un remate raso y ajustado.
Incidencias: Campo Municipal de Pasarón. Unos mil quinientos aficionados que despidieron al equipo con una sonora pitada al término del partido y con gritos de "Milo, vete ya" dirigidos hacia el entrenador granate. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Josefa Rodríguez, esposa de Manolo Barreiro, Delegado Honorífico de la Federación Gallega de Fútbol en Pontevedra.
VESTUARIOS:
JAVI LAVANDEIRA: Contento con el punto conseguido, pero realista con la delicada situación de su equipo, así compareció en la Sala de Prensa el técnico visitante, lamentando no haber conseguido parar el Pontevedra al comienzo de la segunda mitad: "No supimos neutralizar su juego en el arranque de la segunda parte y eso nos costó la victoria. Nosotros intentamos hacer nuestro partido jugando nuestras bazas. Somos un equipo joven, con las ventajas e inconvenientes de ello: por un lado, la osadía para atrevernos a intentar cosas frente a rivales como el de hoy, pero por otro lado la bisoñez que nos hace sufrir más de la cuenta, especialmente en esos balones altos, en los que físicamente somos inferiores".
"El punto es bueno -siguió diciendo- pero no nos engañemos, el nuestro es un proyecto a largo plazo; si un domingo salen las cosas bien, como hoy, pues estupendo, si no salen no podemos hacer más con lo que tenemos". Con respecto al Pontevedra indicó: "Esperaba un equipo con más tranquilidad en la circulación de balón, pero la verdad es que lo ví con dificultades y eso nos facilitó bastante nuestra labor".
MILO: Aunque se esperaba un Milo enfadado por el pobre juego desplegado por su equipo, el entrenador local hizo un curioso y contradictorio análisis del partido (al admitir como lógico el enfado de la afición): "Es verdad que en la primera parte nos faltó intensidad, pero aún así tuvimos nuestras opciones que no aprovechamos. Volvimos a cometer un error que nos costó el gol, pero tratamos de combinar juego en corto con desplazamientos en largo. En la segunda parte, con la entrada de Tubo fuimos más profundos, pero no aprovechamos las ocasiones y luego, al marcharse Fran Fandiño ya nos faltó llegada por la banda derecha. De todas formas hoy no estoy descontento con el juego del equipo, es verdad que fallamos con el gol, pero este partido no tiene nada que ver con el de la semana pasada".
Con respecto a la lentitud en el juego, Milo dijo: "Cuando Santi no está en su mejor día es verdad que nos falta algo de movilidad arriba, esperamos el balón y sólo Moisés es capaz de desbordar, pero abusamos de buscar el pase por dentro en lugar de abrir el juego a las bandas".
Por último, el entrenador granate no estaba afectado por los gritos que pedían su cese: "Entiendo el cabreo del público. Yo también soy socio y es normal que nos hayan pitado. Prefiero que sigan metiéndose conmigo y no con los jugadores, a ver si estando ellos tranquilos recuperamos el equipo que fuimos en las primeras jornadas".