Noel Queipo
Una de cortos
El cortometraje siempre ha sido el gran olvidado del audiovisual, su vida siempre está relegada a los festivales y eso que no dejan de ser pequeñas píldoras de cine. No existe hoy en día una cultura del cortometraje y es una pena porque existen verdaderas "pequeñas" joyas. Bien sea porque están hechas por nuevos creadores que de momento no se pueden permitir el largometraje, o bien porque también existen los amantes de la pieza breve, es un género que tiene mucho cultivo a pesar de su escasa distribución.
Son pocas las veces que podemos disfrutar de un corto en la gran pantalla y faltan iniciativas que lo promuevan. Sólo cuando un cortometraje se hace medianamente conocido o "famoso" es cuando la gente nota que existe esa necesidad. Recientemente ocurría esto con Cuerdas, el corto de animación ganador del Goya. Ha sido uno de los más buscados y más vistos de las últimas semanas. Estuvo colgado en YouTube al parecer, llego a sobrepasar el medio millón de visitas en cuestión de horas. Más tarde se retiró de YouTube y la productora explicaba que no estaba expuesto bajo su consentimiento, ya que pretendían presentarlo a festivales para poder rentabilizarlo.
Y es que es una pena que no haya otra opción para los cortos más allá que los festivales y también que tantas personas que quieran verlo no puedan hacerlo. Pienso que existe un público que asistiría a las salas a ver cortos, habría que abaratar el precio de la entrada (adecuarlo a la duración) o hacer sesiones de varios cortos para así fomentar el visionado.
Volviendo a Cuerdas, he tenido la suerte de verlo (yo fui una de ese medio millón de personas que lo vimos) y tengo que decir que es una pieza muy emotiva, que aboga por la amistad por encima de todas las cosas. Una historia entrañable, "riquiña" que conquista y consigue hacernos luchar por mantener el lagrimal a raya.
La animación es correcta y la elección de que sea un cortometraje 100% de niños le da un punto interesante, oímos la voz de los adultos en algún caso (a Belén Rueda, que está hasta en la sopa) pero no llegamos a verlos porque el foco principal está enfatizado en los niños. El resultado es un corto muy recomendable, además tengo que añadir que la dedicatoria personal del autor es francamente preciosa y hace que todavía llegue más al fondo de la patata, inyecta un nuevo chupinazo de fuerza, una vez superado el final.
Pero existe vida más allá de los cortos premiados, no sólo éste es bueno; ha ganado un Goya lo que hace que sea reconocido por el público y le da cierta publicidad pero existen muchísimos otros cortos de calidad en el "mercado" esperando ser vistos. Se me ocurren, por ejemplo, dos piezas de calidad (gallegas además) que tuve la suerte de haber visto y que recientemente han sido nominadas a los premios Mestre Mateo: Idiotas de Fran Estévez (podéis ver un artículo sobre el corto aquí) y Flores para Amalia de Nani Matos. Ahora, después de una gran trayectoria, de mucho trabajo, varias presentaciones y de su presencia en festivales surge el "reconocimiento formal" para estas dos piezas, esperemos que les sirva como publicidad para poder llegar todavía a más público, un público al que, seguro, encandilarán.
Y quién sabe, poco a poco, a lo mejor algún día conseguimos crear una industria del cortometraje y podremos acceder a las salas a ver cortos con asiduidad.