Manuel Pérez Lourido
Gran Hermano bien vale un aborto
El sueño de la razón produce monstruos y la sobrexposición a los subproductos televisivos sin una formación sólida produce aberraciones como la protagonizada por Josie Cunningham. Se trata de una joven inglesa de 24 años, recauchutada pectoralmente gracias a una subvención de la SS británica (obtenida alegando un trauma infantil) que ha sido seleccionada para participar en el famoso programa cultural "Gran Hermano", que es algo así como una peste que se extiende por todas partes. Esta señorita, embarazada de 18 semanas de su tercer hijo, ha decidido poner fin a los días del ser que lleva en el vientre porque "nadie quiere ver desnuda a una embarazada".
No nos equivoquemos: esto no va de aborto sí / aborto no, que a uno le duele la cabeza de tanto debate estéril, por escoger un adjetivo apropiado y dentro de contexto. Tampoco se trata de juzgar a nadie, que es algo que ya Jesucristo desaconsejaba pero que hacemos continuamente. Resulta más interesante analizar la peripecia de esta joven mamá para alcanzar a comprenderla un poco.
Josie empezó a pensar en tomar esta drástica decisión tras las primeras reuniones con los directivos de Channel 5, la cadena que produce el, venga, llamémosle "programa". Parece ser que se mostraron muy fríos con ella al descubrir que no participaría sola, sino con un alien en su interior. No sabemos si los directivos de televisión le insinuaron algo, respecto al alien quiero decir. Por ejemplo: no se admiten extraterrestes en Gran Hermano, a menos que caminen por sí solos.
Lo cierto es que la joven mamá ha declarado que "por fin puedo hacerme famosa y no voy a echarlo todo a perder". Todo no: sólo el bebé.
Al márgen de la popularidad venidera (la fama es otra cosa, Josie) y de los réditos económicos que se puedan derivar de ella, ya se pueden encontrar 28.000 entradas en google si se teclea el nombre de esta mujer. Parece ser que ya había hecho sus pinitos en su carrera para ser modelo, pues ese es su objetivo último. Dichos pinitos han dado como resultado que, según propia confesión, no esté segura de si el padre de la criatura que está en camino (y nominada para abandonarlo a la fuerza) es un futbolista de la Premier o un cliente de cuando trabajaba como escort (prostituta de lujo).
Ya ven, la cosa se ha ido complicando un tanto. No sé si les pasa a ustedes, pero a mi Josie me fue resultando más transparente conforme fui averiguando cosas de este asunto, tan de nuestros días de vino y rosas o de chanel, cocaína y don Perignon, como cantaba Loquillo.
Pongan una muchacha acomplejada, de escasa formación, ávida de fama y de dinero y ya tienen no sólo la concursante perfecta para cualquier Gran Hermano sino a alguien que no se parará en barras ante la oportunidad de serlo.