Manuel Pérez Lourido
Ahora la culpa va a ser de María
Tal vez alguien piense que este artículo llega con retraso, pero no, puesto que acabo de escribirlo. A veces es bueno hacer las cosas a toro pasado, sobre todo porque desaparece el peligro de una cornada.
En las filas populares se ha declarado un pequeño incendio que enseguida Moreira, Louzán y Rueda han querido apagar con palabras sosegadas resumidas en: "borrón y cuenta nueva". Pero los comentaristas de prensa somos muy de incendios, lo nuestro son las piras, las hogueras, el coloso en llamas y todo eso. Llevamos siempre un chisqueiro cargado en el bolsillo, merodeamos a ver adónde le podemos arrimar un poco de lumbre.
Por eso María Biempica sale a pasear una y otra vez por las letras y los días, y a veces llega a casa emborronada. Yo la admiro. Me parece que tiene mucho valor y mucho aguante, aunque algunos le habrían pedido que tuviese más.
Uno lee y relee, más por costumbre que por necesidad, y acaba presentándosele un enunciado de los de toda la vida, una frase retranqueira y certera de las que convienen en estos casos: "ahora va a tener la culpa María Biempica". Sí, ahora la culpa de todos los errores del PP local vamos a tener que atribuírsela a ella, díscola entre los díscolos. Seguramente ese es el papel que le quieren endosar: el de Yoko Ono de unos beatles desconcertados.
Lo suyo, según manifestó, ha sido más un desencuentro que una deserción y en estos casos la cuerda rompe por el lado más débil y la sartén se la lleva quien la tiene por el mango. No podía ser de otro modo, pero es curioso contemplar cómo han surgido los lapiladores de turno para celebrar su retirada con profusión de adoquines.
Menos mal que dentro de nada la voluntad popular, que es una voluntad muchas veces terca y otras caprichosa, pero siempre sabia, pondrá las cosas en su sitio y a los concejales en sus asientos. Tendremos cuatro años más de tirios y troyanos, un renovado suministro de gasolina para incendiar las páginas, no faltarán los dimes y diretes, las meteduras de pata y la carne de gallina. Esa que no gasta esta mujer de epidermis ignífuga y vergüenza torera.