Beatriz Suárez-Vence Castro
No solo fútbol
La trayectoria de Gómez Noya es impactante. Cuatro títulos mundiales. Un atleta completo. Domina tres disciplinas deportivas y planea sus pruebas meticulosamente. Durante el triatlón, su cabeza perfectamente preparada va ordenando todo lo que ha de hacer al cuerpo en carrera teniendo en cuenta un plan previamente estudiado que incluye cada tramo, las posibilidades propias y las de los rivales, las condiciones y el entorno de la competición. Las carreras de Noya son un prodigio de estrategia, de cálculo, de dosificación de la fuerza, dejando únicamente el margen estrictamente necesario a la improvisación.
Noya es el triunfo de la inteligencia aplicada al deporte. La muestra de que un deportista de élite además del cuerpo debe tener el cerebro muy en forma. Y trabajar ambas cosas para que juntas puedan llegar a donde nadie lo ha hecho antes.
Hay intelectuales que no dan mérito a las hazañas deportivas porque les parecen logros menores. A mí me parecen importantes porque son consecuencia del trabajo duro, de la fuerza de voluntad, del afán de superación y de un espíritu de sacrificio que parece haberse perdido. Inculca valores que son necesarias para todos, especialmente para los jóvenes que están aún formando su carácter.
Ocurre que los grandes equipos de fútbol parecen acaparar toda la atención cuando en realidad su espíritu es más capitalista que deportivo. Se han convertido en grandes empresas que pagan a sus plantillas cifras brutales. Muchos futbolistas no parecen reales. Llevan vidas de estrella y a veces los conocemos más por lo que hacen fuera del campo que dentro. Aunque su rendimiento no sea correcto, siguen cobrando igual.
A mí me encanta el fútbol y por eso me fastidia que lo conviertan en algo que traiciona su esencia y hace primar el negocio por encima del deporte. Los futbolistas se han convertido en hombres multimarca. Se hace difícil a veces reconocer al deportista detrás de esa imagen sofisticada, ideal para la prensa rosa.
Además parece que son los únicos deportistas que existen en España. El tenis, gracias a Nadal y a otros antes que él tiene también su hueco. Pero otros deportes, a pesar de haber cosechado grandes éxitos y tener figuras de primera línea, no consiguen la mitad de interés ni de los medios ni de las administraciones de las que dependen sus federaciones. En el caso español es el Consejo Superior de Deportes (CSD) organismo autónomo de la Administración General del Estado, adscrito a la presidencia del Gobierno quien según la Ley del Deporte tiene entre sus competencias subvencionar a las federaciones deportivas. Que no todas reciben el mismo trato es algo que se viene sufriendo desde hace tiempo. Antes de la crisis ya era así.
Quizá los triunfos de Gómez Noya sirvan también para que se mire hacia otros deportes que hasta ahora eran patitos feos. Y que las subvenciones se repartan más equitativamente. No son pocas las quejas de deportistas que figuran entre los mejores del mundo y las pasan canutas para que les apoyen económicamente.
Que los medios repartan de manera más justa su atención también es importante, no tanto por un afán de protagonismo de los deportistas como porque estamos en una sociedad audiovisual en la que lo que no se oye o no se ve, parece que no existe. La televisión tiene un papel especialmente decisivo en esto. La mayoría de las retransmisiones deportivas en horario familiar son de fútbol. Los niños no ven otros deportes en televisión
El último Campeonato de Europa de Natación en el que la representación española estuvo a un gran nivel y en el que por primera vez en unos mundiales se nadaron relevos mixtos (dos nadadores masculinos, dos femeninos) se retransmitió por Televisión Española desde Berlín en directo a primera hora de la mañana. Pero durante los días que duró la competición hubo escasas referencias a él en otro horario y las pruebas sólo pudieron verse de nuevo en diferido en teledeporte y de madrugada.
Mireia Belmonte, considerada la mejor nadadora española de la Historia con dos medallas olímpicas y tres mundiales, récord del mundo actual en su especialidad explicaba esta semana en una entrevista la discriminación de unas disciplinas deportivas frente a otras: "Soy la primera mujer en bajar de los ocho minutos en la historia de la natación pero es más importante el rumor de un fichaje o el color del pelo de Sergio Ramos".
Más claro, agua. Y ella, en el agua, es la mejor.