Beatriz Suárez-Vence Castro
Futuro y Paz
No somos conscientes de la importancia que tienen. Dicen que a veces, el viento se las lleva pero cuando damos la nuestra, nos comprometemos. A veces sobran. Otras, se quedan cortas. Una imagen quizá valga por mil, pero sin ellas no existirían la Literatura ni la Poesía o los distintos idiomas. Todo estaría más vacío, más silencioso, más triste. Las palabras son mucho más que combinaciones de letras: son una manera de acercarnos al mundo.
Muchas veces nos han pedido en algún juego o encuesta, que digamos la primera palabra que nos viene a la cabeza. También, que intentemos contestar con una sola palabra a otra que nos dan. Condensar lo que pensamos en una es muy difícil pero es un ejercicio interesante y revelador.
Durante su visita institucional a nuestro país, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, puso la palabra Paz en la instalación interactiva: Travesía por los Estados de la Palabra, en la Casa del Lector de Matadero en Madrid. La obra se integra en una exposición que explora la obra y el pensamiento de Gabriel García Márquez, patrocinada por la Fundación telefónica y la Embajada de Colombia en Madrid.
Travesía por los estados de la palabra forma parte junto con las obras expuestas en ARCO (Feria de Arte Contemporáneo de Madrid) de la muestra representativa de obras de arte de Colombia, país invitado este año en la Feria.
La idea de la muestra tiene su punto de partida en el discurso que Gabriel García Márquez pronunció en Méjico en el año 1997 con motivo del I Congreso Internacional de la Lengua Española. El discurso lleva por título Botella al mar para el dios de las palabras.
En él cuenta el escritor una anécdota de su infancia que le llevó a descubrir la importancia de la palabra: "A mis doce años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: ¡Cuidado! El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: "¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?"
Sabemos que lo vio perfectamente y que hizo uso de ese poder, quizá el único que todos podemos ejercer. No cree García Márquez que la palabra vaya a ser nunca derrotada por la imagen, al contrario: la imagen nos traerá más palabras y les dará nueva vida.
Aboga también en el discurso por una simplificación de la Gramática que generó y sigue haciéndolo una gran polémica en el mundo académico.
Polémicas aparte, es un bello discurso en defensa de la palabra como vehículo de comunicación, de su resistencia ante nuevas formas de comunicación, como algo que nunca será vencido por la obsolescencia. Nada nos da lo que una palabra. Una imagen nos aporta otras cosas distintas y a veces igual de bellas, pero no las mismas. La fuerza de una palabra es imposible de derrotar.
Ha elegido Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, una de las palabras más bonitas que tiene nuestro idioma: corta, contundente, sonora y plena de significado: Paz. Es lo que él quiere para su país, lo que más necesita en este momento. Un deseo compartido a través del mar que nos une a su país y de otro mar todavía más inmenso: el de las palabras.
Acompañaba al presidente colombiano, Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta de nuestro país. La palabra que ella escogió para que formara parte de la Travesía por el Estado de las Palabras fue "futuro". Tampoco es una mala elección. Intentemos por una vez descontextualizarla de toda intención política, de toda voluntad que no sea la de luchar entre todos por un futuro mejor.