Alfonso González
Año de penurias
Bienvenidos al 2013; un año muy deseado, sobre todo para los que anhelábamos que se terminase de una vez un 2012 horroroso.
El problema es que el 2013 será un año muy difícil, ya lo advirtió Rajoy; con lo cual malditas las ganas de celebrar su llegada y de realizar buenos deseos que de antemano ya sabemos que no se podrán cumplir. Los presagios son incluso para echarse a llorar, invernar durante doce meses, o coger la maleta y largarse a donde sea.
Sin embargo me fastidia que este 2013 vaya a ser tan catastrófico como nos anuncian; y no sólo por los efectos que ello tendrá en nuestras vidas, sino porque numéricamente hablando es un año que me gusta.
Qué quieren que les diga; yo soy de los impares y además me encanta el 13, para desesperación de los supersticiosos y aves de mal agüero. Mi hija mayor nació un 13 y la pequeña un 26, que es dos veces 13; y las dos son encantadoras. El trece fue mi primer dorsal como futbolista, antes de conseguir el 8 y el 10, de "gran figura". El trece fue mi número de clase en muchos cursos, y nunca repetí ninguno.
El trece es un número estupendo, tanto da que sea viernes o martes. Y el pobre no tiene culpa de que a los Templarios los asesinasen un viernes 13 por decisión del rey de Francia, ni que la Iglesia Católica decidiese que era un "mal número sino crece", por el hecho de que de los trece asistentes a la última cena, uno de ellos (Jesús de Nazaret) fuese ejecutado.
Con la lógica en la mano nunca entendí por qué alguien puede pensar que sólo por ser trece le puede pasar algo malo, como si el uno, el dos o el diez, fuesen días de color de rosa. Y precisamente por eso me fastidia que vaya a ser un mal año, porque todos aquellos irracionales y supersticiosos, que los hay y muchos, ya tendrán la excusa perfecta para reforzar sus creencias.
¡Pues no les queda nada!; porque esto no acaba más que de empezar. De entrada con malas noticias, pero como todos los años. Suben la luz, el gas, los peajes vamos, todo lo que se pueda subir, menos los salarios, las pensiones y los privilegios de los políticos. Lo que está claro es que los españoles seguiremos empobreciéndonos, no tanto por la crisis, sino por culpa de políticos y banqueros, en primer lugar; pero también de empresarios y de todo aquel que haya robado al erario público; y que en este país son millones.
Ya les adelanto que en el 2013 no se acabará el mundo (al menos no para todos a la vez), aunque lamentablemente habrá muchas muertes en las carreteras; sucesos de todo tipo; posiblemente inundaciones e incendios forestales; días de calor insoportable y días de frío, hasta puede que con nieve; movilizaciones de toda índole; falsas promesas y muchas mentiras de los políticos, y un largo etcétera de desgracias. Pero también tendremos días de fiestas y celebraciones varias, a pesar de que el paro seguirá subiendo y de que cada vez tendremos menos empresas para crear empleo.
Pero todas estas calamidades no pasarán porque sea el año 13, sino porque pasan todos los años y son propias de la vida y la condición humana. Lo que sí pasará este año es que tendremos una excusa perfecta, pero irracional, para culpar de nuestros males a cualquier cosa que no seamos nosotros: los astros, la energía negativa, la providencia, los dioses, los posos de café, el viento del norte, y por supuesto los números, que al final lo explican todo.
En todo caso, preparémonos para un año muy complicado en lo económico y en lo social, y busquemos fórmulas para que podamos superarlo al menos en lo personal; y si no es así, ya saben que la culpa no será ni de Rajoy ni de Feijoo, ni de Alemania, ni de banqueros, ni de empresarios, ni siquiera del maestro armero. Toda la culpa de lo que nos pase en los próximos 365 días será del pobre 13.
Y como a mi el 14 no me gusta nada, ya estoy resignado hasta el 2015.
¡Feliz Año a todos!.
3.01.2013