Milagros Bará
El día del fin del mundo
"El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo".
El Islam permanece intacto desde el principio de los tiempos porque es una religión-estado. No hay que olvidar que la religión católica planteó sus cruzadas contra los musulmanes y la Inquisición quemaba en la hoguera a propios y extraños hasta hace bien poco. Lo que está pasando ahora ya lo había advertido el español Pedro Martínez Montávez, uno de los mayores expertos arabistas de Europa, hace quince años.
Haciendo un poco de historia, todo comienza cuando Estados Unidos plantifica bases militares en Arabia Saudita, país dónde los wahabíes, que son los islamistas más radicales, campan a sus anchas. La reacción no se hizo esperar y un joven Osama Bin Laden exige a la casa Saudí la retirada de las bases americanas asentadas en su país en lo que consideran "tierra sagrada". Como esto no se hizo, los movimientos extremistas se extendieron a Egipto con Bin Laden, a Yemen, Afganistán... Allí dónde se batía el cobre contra Estados Unidos, allí es donde aparecían saudíes forrados a decenas. Cada vez que empieza una guerra el G20 aprovecha para repartirse el mundo: Francia (que mantiene una base en Emiratos Árabes Unidos), Inglaterra, EEUU y Rusia. Se reparten el negocio de la guerra, el del petróleo, el de la reconstrucción, hay negocio para dar y tomar. Así que no me extraña que muchos musulmanes estén hartos.
Con respecto a los movimientos migratorios, Europa optó por una supuesta " integración", y no por la "asimilación" que trataría a los musulmanes como ciudadanos de primera. El resultado es que no se sienten ni de oriente ni de occidente y el Estado Islámico, que es una reciente escisión de Al Qaeda, les ofrece una patria virtual. El gran cambio que se ha producido en estos años radica en que muchos musulmanes terroristas se han formado en Europa, o viven en ella, y su gran arma es Internet y el manejo del lenguaje audiovisual al estilo americano.
No hay que olvidar que el sentimiento de pertenecer a una cultura, lugar o religión, a lo largo de la historia está plagado de ejemplos: los sefarditas, expulsados de España hace 500 años, siguen considerándose como tales y conservan el idioma, los judíos en el mundo, los serbios, los bosnios, los chiítas, los sunitas y un largo etcétera. El "sentimiento de identidad común" va mucho más allá de la política y trasciende la religión. Han conseguido crear algo increíble, franquicias del terrorismo. ¿Te sientes excluido, quieres ser famoso, quieres demostrarle al mundo que eres alguien, te escandaliza la guerra en oriente medio, vives en la edad media y tus enemigos siempre son los otros?, pues únete a la causa. La verdad es que ver lo que ha pasado con Irak, Afganistán y ahora en Siria anima a muchos moderados a convertirse en terroristas de un día para otro.
Por otra parte, oír que Europa es una tierra de valores me tiene muy confusa cuando me acuerdo de los millones de parados, los desahuciados, los rescates, los estafados, los corruptos... los refugiados, a ver a qué estado se le llena la boca al hablar de valores.
El mundo ya hace tiempo que es otro y a partir de ahora viviremos un Apocalipsis a cámara lenta. No hay solución: es lo que hay.