Milagros Bará
Darse de baja
Es tan difícil como darse de alta, aunque con unos buenos tacones se llega a cualquier balda. Yo de vez en cuando "me las doy" porque no me elevo más allá de un metro y medio. Pero para darse de baja del teléfono hay que estar muerto y aún así te pueden llamar de la seguridad social para una operación ¡Viva Europa, la OTAN y la madre que la parió!
Para darse de baja definitiva de una base de datos telefónica, por ejemplo, esa que tu propia compañía vende a propios y extraños, se me ocurrió una idea que animo a cualquiera a poner en práctica. Para situarse hablo de Seguros Santa Lucía. El teléfono sonaba a todas horas; una pesadilla.
-¡Hola! Le llamamos para hablarle de un seguro.
- Gracias pero no me interesa- todo muy amable hasta la quinta llamada.
-Por favor denme de baja del listado.
A la décima -¡voy a considerar esto como acoso!.
Durante una temporada la vida volvió a la normalidad hasta que volvió a sonar el teléfono. No me quedó más remedio que cogerlo no fuera a ser que...
-Buenos días, quería hablar con Fulanita de Tal- dice un chico.
-Sí, soy yo- le digo.
-No-dice.
-¿Cómo que no?-digo.
- Usted es un hombre-dice.
Después de pasar unos meses en una clínica de reposo, para aclarar mis dudas sobre mi identidad sexual, volví a la vida normal... hasta que sonó el teléfono una vez más y al otro lado del hilo el consabido mantra de la misma compañía.
-¿Fulanita de Tal? ¡Hola! Le llamamos para hablarle de un seguro- dijo la voz. -¿Serán de Mapfre?- pensé. Reaccioné rápido para curarme en salud.-Pues cuanto lo siento... porque Fulanita de Tal ya no vive aquí- dije muy apenada.
¡Mano de Santo y pierna de cordero! Por el momento no han vuelto a llamar y si existe una próxima vez, como venden seguros de decesos, les digo que he fallecido y san se acabó. Cuela perfectamente porque preguntan por una mujer y piensan que yo soy un hombre. Así no les queda más remedio que darme de baja.
Pero sin lugar a dudas las tallas menores se dan en Asia. Todo un misterio: años de precaria alimentación o un gen puñetero que no las deja aumentar de talla. Las que se llevan la palma son las de Corea del norte, que se podrían considerar los pigmeos del continente. La mujer más baja del mundo es Jyoti Amge, una actriz hindú, que mide 62,8 centímetros, y en pulgadas menos (al cambio 24,7 pulgadas). Pero el record lo tiene Chandra Bahadur Dangi, un nepalí de 74 años que mide la friolera de 54,6 centímetros.
Darse de alta tampoco es fácil porque para las aerolíneas te miden en milímetros. A las modelos de pasarela también. En las fotos lo ideal es encontrar un escalón al que subirse, como hacen en las fotos de familia de la EU. Caminar mirando al cielo te eleva unos centímetros y si tienes la nariz prominente mejor que mejor. Los turcos están en todo porque el hombre con la nariz más grande del mundo es el turco Mehmet Ozyurek y mide casi 9 centímetros: todo un miembro.