Milagros Bará
Tan tangao
Cuántas veces habremos sufrido el ¡me han tangao! Aunque nos han rescatado "los tontos útiles" estamos rodeados... Iberdrola manipula fraudulentamente el precio de la luz para que paguemos más, en concreto un 11% en la puja del 2013, las gasolineras se ponen de acuerdo ilegalmente para poner el precio de la gasolina por la nubes, Volkswagen truca los motores para engañarnos a todos y ganar más, los precios de compra de vivienda nueva prácticamente no han bajado, empiezan a pagar las ayudas a la dependencia las cuando viajas por el túnel hacia la luz, que es la última modalidad de viaje prevista por el Inserso... porque así sólo te pagan una mensualidad. Ya se han ahorrado lo de los 127 mil dependientes fallecidos sin recibir las ayudas, casi ná.
Dejando a un lado a las eléctricas, la telefonía, el Hewlett-Packard que no atiende quejas, los seguros, la publicidad engañosa, etc. ¡Estamos rodeados! Y digo yo ¿por qué un zumo de naranja cuesta lo que una copa de champan? Todo un misterio.
Lo sorprendente es que hoy te "tangan" cuando pagas por servicios que además no han variado el precio desde los tiempos de bonanza. Y es que aquí los únicos que han bajado los precios son los chinos. En este país te cobran caro, el resultado en general deja mucho que desear, y a nadie se le mueve un pelo.
Y es que la calidad de los trabajos brilla por su ausencia. Parece que vivimos en los tiempos de Juan Antonio Roca en Marbella, cuando el dinero rulaba a diestro y siniestro y todo daba igual. No hay más que verlo porque todos estamos encantados con los trabajos en general pero con los de albañilería, carpintería y fontanería en particular.
Recuerdo como si fuera hoy el día en que llegó un fontanero a mi casa de Madrid y, en el centro del cuarto de baño y a lo torero, se expresó con toda claridad:
- Empezaré a picar por aquí -dijo en medio y medio del baño.
- ¡Pero si la avería está en una esquina! -dije horrorizada. -¿Qué va a hacer? ¿un caminito hacia la avería? ¡Me va a destrozar todo el baño!-.
- No se preocupe señora, que "semos" unos profesionales-dijo.
Forcejeamos un rato y al final empezó por dónde tenía que empezar, por los rastros de agua de la avería. Menos mal que lo paré a tiempo, que aquel cuarto de baño parecía un cuarto de Cuarto Milenio, porque las manchas de agua formaban caras que decían -¡Por aquí, por aquí!-. Pero el fontanero ni caso... Aún así me pidió una bombilla de "mi casa" para "su portalámparas" de trabajo, que por supuesto se la llevó a la suya así como quien no quiere la cosa. A eso se le llama mangar.
Otro grato recuerdo que conservo es de un pintor que, mirando al techo del baño de la vecina de abajo, me dijo:
- ¿Y usted qué cree?, ¿la pintura del techo será al agua o plástica?-. No pude responder porque los dientes de arriba, los de los implantes que nunca me puse, se me quedaron clavados en la pared de tanto abrir la boca.
Los dentistas no te tangan pero cobran lo mismo que cuando éramos un país rico, así estamos con los dientes cariados, con molestísimos dolores de muelas y las salas de espera vacías.
- Esta muela está para un implante -dice el dentista.
- Implante usted, señor doctor. Haga lo que tenga que hacer -digo a lo Paquirri.
- ¿Y cuánto viene siendo? -digo aún con la boca abierta.
- Unos 1.200 euros -dice el doctor.
- ¿Plazos? - pregunto.
- Dos. La mitad ahora y la otra en quince días - dice.
- ¡Arredios! -pensé-. Bueno, continúe la faena. Usted saque, saque lo que tenga que sacar que ya implantaremos más adelante-.
Y para finalizar escena de "los chistes de la abuela" terminamos con el consabido albañil. La escena transcurre en la cocina para arreglar una avería detrás de la lavadora.
- Mire no puedo hacer nada. Tiene Usted que desmantelar todo el mobiliario de cocina de esta pared -dijo.
- ¿Y eso? -dije.
- No puedo sacar la lavadora. -dijo.
- ¿Ah, sí? -pensé- y saliendo de mi interior una fuerza desconocida, como la de un torrente en una riada, agarré el frontal de la lavadora y en cuatro movimientos derecha izquierda, el electrodoméstico estaba fuera.
Cuando el albañil se agachó dentro del agujero me dieron ganas de volver a poner la lavadora en su sitio y dejarlo emparedado allí, como hacían en la Edad Media. Aún así tuvo los santos "......" de pedirme un metro porque "él no tenía".