Manuel Pérez Lourido
Meteduras de pata
Este año tenemos doble campaña navideña: la operación comercial más hogareña se nos junta con las elecciones más reñidas en décadas. Va a ser divertido. De hecho, ya lo está siendo. Las campañas electorales suministran gran cantidad de motivos de jolgorio y regocijo a costa de las meteduras de pata de los candidatos, que multiplican sus intervenciones en todo tipo de medios.
Veremos ejemplos de las mismas, así como otras perlas que tuvieron a bien dejarnos en distintos momentos de su trayectoria hasta el presente.
De Rajoy, el autor de "los españoles son muy españoles, y mucho españoles" tuvimos después: "Es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde", cuando quería explicar en Benavente que el candidato a alcalde al que más votan los vecinos no logra a veces la alcaldía. Esta obra maestra del surrealismo sintáctico no está al alcance de cualquiera.
Las meteduras de pata de Pedro Sánchez no tienen que ver tanto con la destreza oratoria como con la ignorancia o la poca memoria. Así cuando atribuyó en twitter a Sevilla ser la cuna del poeta soriano Antonio Machado o cuando aseveró, en televisión, que había sido el PSOE quien aprobó la primera ley del divorcio en España, cuando fue la UCD de Calvo Sotelo.
Albert Rivera también atravesó varios charcos. Tuvo que actualizar su propuesta de reforma fiscal después de que se le señalase por incluir el pan entre los artículos cuyo IVA subiría. Pero nada que ver con su apoteósica sentencia de que sólo los nacidos después de 1978 estaban legitimados para regenerar la vida democrática. Le llegó el agua a los cataplines.
En cuanto a Pablo Iglesias, el momentazo en el que se suelta la melena delante de AR (o sea, Ana Rosa Quintana) y le dice "eres una privilegiada" forma parte de mis pesadillas recurrentes. Es además uno de mis recursos cuando necesito extraer del estómago, por vía oral, su contenido.
Me gustaría añadir algo de los candidatos de En Marea, o de los del Bloque, incluso de Alberto Garzón o de, sí, Andrés Herzog, pero francamente no encuentro material.
No está mal que estos señores y señoras tan serios que nos quieren gobernar, a cambio de que le sigamos la corriente nos muestren que se equivocan igual que todos los demás y que resultan graciosos a su pesar.