Milagros Bará
El tren bala Madrid-Pontevedra
Es que tenemos lo que no nos merecemos. Viajar a Madrid es como cruzar Siberia en el Transiberiano. Un viaje en el espacio tiempo, sobre todo tiempo, que es lo que hay que tener para hacer este trayecto. Los túneles que salpican el camino son entradas a los famosos agujeros de gusano. La Nasa ya se ha puesto en contacto con la Estación Espacial de Pontevedra para estudiar este nuevo método de propulsión ferroviaria e implementarlo en sus naves.
Y eso que la noticia anuncia: "Renfe reduce en 24 minutos el viaje entre Pontevedra y Madrid". Es de traca maraca, como el tren bala Pontevedra-Vigo, que ahorra quince minutillos de treinta, en este caso es la mitad. Vamos, que el cincuenta por ciento de dos es uno.
Seis horas y veintiún minutos de duración en total. Renfe cuenta con pasajeros que vayan y vuelvan en el día a Madrid, igualito que el puente aéreo con Barcelona. Trece horas de ida y vuelta... ¡qué ilusión! y eso que en algunos tramos ya alcanza la vertiginosa velocidad de 220 kilómetros por hora.
Lo bueno de estos viajes diurnos es que te da tiempo a leer un libro, "Los manifiestos de Bin Laden" por ejemplo, y pedirle a Manuel de Prada que te lo firme... leerte el libro completo y echar una siesta, porque el noventa por ciento es soporífero. Y te da tiempo a verle la raja del culo, al tal de Prada, cuando deja su equipaje en el altillo. Después de esta "visión imposible" no recuerdo nada más, porque me desmayé y me desperté directamente en Madrid.
También te da tiempo a coincidir en el mismo vagón con Margarita Seisdedos y Tamara "la mala", mientras comentan indignadas que les acaban de tirar huevos en un bolo en A Coruña. Coincidir con Agustín García Calvo, que siempre bajaba o subía en Zamora o tropezarte con Emma Bonino en la cafetería, que bonino, que bonino.
A ese paso, las tres horas y media a Madrid las dejamos para el día del fin del mundo o cuando venga el anticristo, que así podemos huir y rápido. Lo mejor, por ahora, es ir a la cafetería, como la Bonino, mazarte a cervezas para dormir las seis horas y despertarte directamente en Chamartín.
Si las comunicaciones de Galicia con Madrid son penosas con Lugo y Ourense son ya de vergüenza. Para desplazarte a Lugo en tren, por ejemplo, tienes que ir a Coruña, de A Coruña a Betanzos, bajarte en un andén de un metro de ancho al mismísimo pairo y coger un Alvia, que va a Madrid, para bajarte finalmente en Lugo. Me estoy mareando...
Viajar de noche es más animado ahora porque... o vas en Gran Clase... o en una butaca a lo japonés. Además te pueden robar el equipaje, si consigues dormir con el ruido que hace y los bandazos que da.
Al tren bala Madrid-Pontevedra le llaman así porque es como un proyectil que sale del cañón de una Beretta... Quiero decir, que es "pa morirte", pero de pena.