Manuel Pérez Lourido
Los mundos marinos de Mario Iglesias
Mario Iglesias es pintor, escultor, cineasta, autor teatral, profesor de Plástica (o Dibujo, uno nunca sabe) y también poeta. Esto último lo puede deducir cualquiera que se exponga a sus diversos artefactos artísticos, en los que combina una mirada crítica e inteligente hacia la realidad circundante con zambullidas en las metáforas más bellas; invitando a viajes de la mano de la imaginación y siempre con la mirada puesta en el fondo de las cosas, en el meollo de un asunto que se llama existencia humana.
En esta ocasión la pintura de Iglesias ofrece una variada paleta de motivos, con el denominador común del sueño y el mar. Hay motivos terrestres, pero predominan el mar (la vida) y sus habitantes. El sueño y sus atmósferas sedadas con gamas de verdes y la visita de la luz. En no pocas ocasiones el autor había escogido sumergirse y sumergirnos en un viaje al fondo de nosotros mismos o de lo que habíamos creado: ciudades, laberintos, torres, castillos, naves, muros a través de una óptica enrarecida, de un silencio inquietante, de una música dormida. Todavía hay restos de aquella inmersión en la superficie de estas telas, pero también acuden nubes blancas, atardeceres que destilan una miel amarilla en el fondo de las piezas, retazos azules de tardes marítimas.
Hay mucho de romanticismo en estas pinturas pues así podemos calificar ese gusto por las atmóferas románticas: la decadencia, el misterio, las sombras, los abismos. Esferas suspendidas en el aire, torres que emergen del mar, peces que cargan con ciudades enteras... dejan en manos del visitante la re-creación de esos mundos, la gestión de sus ecos.
Todo esto y más es lo que podemos ver estos días colgado en las paredes de ese milagro llamado sala Sargadelos, un ejemplo de amor al arte de pies a cabeza. Hasta el final de este mes.