Milagros Bará
El mar-in-mundo en que vivimos
"Érase una vez que se era" una isla en medio del Pacífico a la que bautizaron como la isla de Plástico, la Isla de basura, la Isla tóxica, Gran mancha de basura del Pacífico, Gran zona de basura, Remolino de basura y con mil nombres más. Es una enorme extensión oceánica donde se concentra parte de la basura del mundo muy juntita. Si alguien quiere ir allí para ver tamaña inmundicia no tiene más que acercarse a 135° a 155°O y 35° a 42°N. Eso sí, que después suba las fotos a Facebook y las comparta.
El mundo entero tira al mar cada año unos ocho millones de toneladas de plástico. Según Greenpeace un 70% de la basura que se vierte al mar se hunde, el 15% queda en la columna de agua y el otro 15% termina en las playas. El plástico en el mar se va deshaciendo hasta convertirse en micropartículas que terminan en los estómagos del pescado que compramos en la plaza y que nos comemos.
En el mar, a estas alturas... hay de todo menos hilillos de chapapote, basta recordar el Urquiola (1976) que vertió 100.000 toneladas de su carga al mar, el Prestige, el Exon Valdez, y El Casón (1987) que transportaba 5.000 bidones de productos químicos.
Además, las imágenes del tsunami que en 2004 arrasó la costa asiática son demoledoras, el mar se llevó de todo un poco. El más reciente de Japón en 2011 donde la ola se adentró varios kilómetros tierra adentro, y en su retroceso transportó al mar miles de toneladas de escombros. En este mismo país la explosión de la central de Fukushima en 2011 provocó el mayor vertido radiactivo al mar que se conoce. Tres meses después se detectaban en el mar niveles de Cesio-137 mil veces más altos de lo normal.
Y por qué no recordar los 223.000 bidones con residuos nucleares que tapizan la Fosa Atlántica desde 1982, a 200 kilómetros de la costa gallega, con fugas de material radiactivo, plutonio-239 y plutonio-240, debido a la corrosión del hierro de los contenedores. Vamos, que las mutaciones en la fauna marina ya deben estar en marcha, aunque para el PP de Galicia "No hay ni un solo elemento que los lleve a desconfiar de la seguridad de los residuos radiactivos en la Fosa Atlántica".
Entre los contaminantes y residuos de la acuicultura nos encontramos con antimicrobianos, antibióticos, hormonas, fungicidas, pesticidas, hidrocarburos policíclicos, dioxinas y productos químicos, según Food and Agriculture Organization of the United Nations, sobre todo en el salmón, que recomendaría mirar con mucho recelo. De hecho, el del Báltico está prohibido en Europa por sus efectos cancerígenos. El panga repletito de mercurio, antibióticos, bacterias (Listeria monoytogenes y Vibrio cholerae), arsénico y pesticidas (Trifluoralina) y lo mismo pasa con la perca del Nilo...
Y ahora que se sabe todo esto Feijoo nos despierta de este "ensueño marino" cuando autoriza en la nueva ley de acuicultura el cultivo en nuestras costas de "todo tipo de variedades taxonómicas, incluso foráneas o exóticas", es para nota.
La recomendación a las embarazadas y los niños de no comer atún rojo ni emperador, por los niveles de mercurio que presentan, pone los pelos de punta. Y eso que la alimentación del futuro ha puesto sus ojos en los productos del mar como fuente de proteínas... tiene gracia.
¡Atención! Me acabo de enterar de que el 5 de marzo un asteroide con forma de patata, el 2013 TX68 de 30 metros de ancho, podría rozar la Tierra, así que ya no tiene sentido que siga hablando del mar contaminado en el que vivimos. Los hambrientos del mundo podrán morir mirando al cielo, con la boca abierta, mientras "el tubérculo espacial" cae sobre sus cabezas.