Kabalcanty
Confinado
La calle es un sitio que me molesta: hay demasiada gente y todos me miran, me miran porque no me ven mucho por la calle. En casa me siento a gusto, tan a gusto como la soledad en la que vivo. No tengo mascota, ni teléfono móvil, ni amigos, ni familia; mis padres murieron hace tiempo; primero mi padre, luego mi madre, hace tiempo, no sé, años, sí, muchos años. Vivo solo y me gusta vivir solo sin nadie que me diga si lo hago bien o mal, desconectado.
Tengo un ordenador portátil y por ahí veo el mundo. Me paso muchas horas frente a la pantalla del ordenador y me masturbo con el porno y con las chicas de las fotos. Pero soy virgen. Tendría que salir a la calle y conocer tías para follar y detesto la calle. Me mirarían todas de arriba abajo para advertirme que soy diferente, raro, y acabaría jodido y tendría que volver a casa con toda esa mierda en la cabeza. Soy raro porque estoy mucho tiempo solo, eso me dicen a veces, vecinos, gente del barrio que conocía a mis padres, gente con la que hablo algo por el chat. Extraño porque soy feliz entre las paredes de mi casa.
¿Los demás no son extraños porque viven fuera de sus casas? Salgo muy pronto por la mañana a comprar comida en el supermercado de la calle paralela a la mía. A esa hora hay poca gente en la calle y en el super. Compro poco, para el día o para dos días, porque el dinero que tengo en casa cada vez es más escaso. Mi madre me dejo todo el dinero y lo saqué del banco y lo guardo en casa. Era molesto tener que acudir al cajero para sacar dinero. Te preguntaban, te miraban, trataban de indagar porque te gusta ser raro y vivir tan solitario.
Un jodido loco, pensarán muchos, un inadaptado que quiere vengarse de una sociedad que le oprime casi sin querer, o queriendo. Me importa una mierda. Todos me miran y lo sé y los esquivo. Sí que me gustaría besar a una chica, tocarla, que me acariciara el pene. Me gustaría mucho, así como veo en la películas porno. Pero no, me masturbo y me conformo. Ellas serían igual que los demás: querrían sacarme de aquí y meterme en el mundo para "curarme". ¿Curarme de qué? ¿Acaso no fui a la universidad e hice una carrera para tener un futuro? Curarme en un futuro. Sería horrible tener que comer, respirar, mirar, hablar pendiente de los otros. Me señalarían con el dedo para hundirme porque no sería como ellos. Me aburriría y tendría que volver a esta casa y estaría muy jodido por todos ellos y ellos comenzarían a preocuparse de mí (joderme con su samaritaismo adocenado y apestoso) y llamarían a mi puerta pidiéndome explicaciones, asegurándome que todo sería por mi bien. Decididamente, no. Veo el mundo a través de Internet y del montón de películas que me dejó mi padre, más de cinco mil. Y diez mil libros. Veo películas por la tarde y leo libros por la mañana. La noche la dejo para el porno.
En verano siempre oigo el bullicio de la calle, el ruido de la vida absurda que brama una felicidad que necesita ser escuchada. Nadie escucha a nadie y, sin embargo, todos necesitan que se les escuche. Quieren que yo también les escuche mientras a ellos sólo les preocupa mi silencio. No me gusta la vida fuera de mi casa, es demasiado ruidosa y demasiado inquieta; se necesita una buena dosis de resistencia para vivir. Le pregunté un día a mi madre (ya estaba muy enferma y tenía que mojarle los labios llagados con la punta de una toalla húmeda) que si se necesitaba mucho coraje para vivir. Mi miró con sus ojos cansados, entrecerrados, brillantes por febriles, y me contestó: "tanto arrojo que no sé si podrás soportarlo". Luego me tomó la mano y me la apretó con fuerza, con toda la fuerza que podía tener su cuerpo atormentado por la enfermedad. Decididamente no tengo esa energía y ella lo sabía.
He pensado en escribir un libro sobre mí (¿de quién si no?) y contar todo lo que se me pasa por la cabeza. No quiero que lo lea nadie mientras yo viva, dejarlo aquí, en la casa, en un rincón, encima de la mesa, y que sea el azar el que sirva de vehículo para que lo lea alguien, o nadie y que se pierda en cualquier basurero o reciclado o quemado. Da igual. Escribirlo para distraerme las muchas noches que no consigo dormir. La posteridad, en el fondo, me importa tres leches, pero....pero sí que me gustaría que alguien como yo, excéntrico, peculiar, raro, leyera mis notas. ¿Qué sería de la vida sin seres extraños, aislados, confinados en su burbuja, que cuentan su experiencia desahogadamente, sin viso literario, sin ánimo verdadero de dejar un legado? Los hay, sí.
Me gusta el invierno, esta noche fría, estrellada, silenciosa en la calle y repleta de todo lo que amo entre estas cuatro paredes. Adoro el silencio porque no me agobia y me permite escucharme y dejar de oír lo molesto que entra por la ventana. Si tuviese que pedir un deseo pediría que fuese siempre noche entrada e invierno. Pasando horas y horas inalterablemente, viendo "Cayo Largo" sin sonido o copiando despacio, deslizando el bolígrafo sobre la hoja cuadriculada, versos de Blake. ".... sostén el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora......".