Manuel Pérez Lourido
Hay que acabar con Podemos
Hay un campo semántico que se está papando el país, los noticieros, la prensa escrita, la digital, las coplas de ciego y los chascarrillos de bar.
Son las cosas del poder, son las cosas de Podemos. Hay que acabar con Podemos como sea.
La trompeta verde del mercado se puso colorada de indignación cuando la muchachada nui reventó el casino. Caracas, Irán, el rejón a Errejón por la beca, el billetero de Monedero... no se daba abasto. La coleta del coletas, su novia y la denuncia. Inda y Maruhenda. ¡Que alguien les pare los pies! ¡Sin Podemos lo petamos! Guerra y Felipe, Corcuera hecho una fiera.
Llegan las generales y se anuncia una debacle. ¡Podemos tiene la llave! El PP enloquece y lanza besos a Sánchez y manda rosas a Sandra. Los jerarcas del PSOE ordenan dar la espalda a su más directo rival (estos nos papan). A Rivera le toca la lotería en forma de paripé. A Podemos le duelen los huesos de tanto crecer. Errejón da el estirón y se distancia. Iglesias empieza a tartamudear ante un micrófono porque no sabe cómo aparecer más humilde. ¡Si es madrileño!
Podemos cargarnos a Podemos. El PP tiene mil incendios en casa pero quiere prenderle fuego. Sánchez no tanto, pero de arriban le pasan maderos. Oltra y Colau enamoran, pero aunque pueden, no son Podemos.
Los hombres de las finanzas echan cuentas. El capital quiere autopistas sin peaje. Las grandes empresas del país carraspean, también las grandes empresas extranjeras. Mentadles a la bicha: aprended de Atenas. ¿Cuánto creéis que me ha costado este traje?
Los políticos encarcelados, mientras, hacen votos por tener pronto compañía. Se sienten víctimas, saben que hay más compañeritos afuera.
Y cada día se junta más leña para la gran pira electoral. Hay que hacerlos arder en el infierno.