Vicente G. Rivas
Señores políticos, de bien nacido es ser agradecido
No voy a hablar de sobres opacos o para Paco; del Jaguar (marca de coche) que una ministra no vislumbraba en el garaje de su casa y a la que ahora le atribuyen viajes, fiestas y regalos de mercadillo. No voy a mencionar las declaraciones de la Renta de los miembros del Gobierno, ni las discusiones entre los tertulianos de Sálvame o de Intereconomía (que, más o menos, es lo mismo). No. Hoy me fijo en algo conocido hace algunos días y que, creo, merece cierta consideración: la Encuesta de Población Activa, una especie de listado de suspensos (aquí no caben los aprobados) en el ámbito del empleo, el estado de ánimo y las perspectivas de futuro.
5.965.400 personas sin trabajo; el 26.02% de la población activa de este país. Los que trabajan han perdido un porcentaje de poder adquisitivo comparable a 1982 (¡Hace 30 años!); casi 1,9 millones de hogares tienen a todos sus integrantes en el paro... Cifras, números, datos que reflejan de manera clara la situación actual. Por todo ello, hoy, más que ayer pero menos que mañana, toca dar las gracias a la actual clase política (para ser justos, también a unos más que a otros). ¿Por qué?
Por ayudarnos a comprender quién manda y toma las decisiones. Porque nos han enseñado a no vivir "por encima de nuestras posibilidades".
Porque a la hora de sobrevivir, millones de españoles lo hacen gracias a sus seres queridos, lo que ha propiciado que la familia haya recuperado su importancia y tener el papel que le corresponde "de forma natural y espiritual".
Gracias señor Rajoy porque ha impulsado una reforma laboral que, aunque ha conllevado 850.000 parados más en 2012, a los que además ha recortado derechos con los cambios en la normativa, nos ha puesto a la cabeza de Europa en lo que a 'modernidad' laboral se refiere.
Gracias señor Presidente porque al suprimir ayudas o reducir la prestación por desempleo, ha destapado las pocas ganas de trabajar que tienen las personas que perciben esos subsidios. Esto se ha traducido en una avalancha de vagos reconvertidos en trabajadores de bien que tendrá su recompensa en forma de empleo en... unos años.
Gracias también por hacer más eficiente la administración y acabar con los privilegios de los funcionarios (fijos, interinos, laborales). Ustedes nos han hecho comprender que todos, empezando por ellos, tenemos que arrimar el hombro. Gracias por transformarnos en ecológicos. Encendemos la calefacción o la luz menos de lo necesario puesto que hay que pagarla y con lo que han subido las facturas mejor no arriesgar, no vaya a ser que tengamos que detraer todavía más recursos de la paupérrima partida que destinamos a alimentación. Sin duda esto nos permite estar a la vanguardia en la protección del medio ambiente.
Gracias por fomentar un uso racional de la Sanidad. Asimismo, por permitirnos salir al extranjero para desarrollar nuestro "espíritu aventurero". Muchos de los que han salido no regresarán jamás. No obstante, si los que se van no vuelven hay que observarlo como la pica en Flandes. ¡Cómo se llena la boca al decir que el primer poeta latino en la toma de posesión de un presidente de EEUU nació en Madrid (aunque por circunstancias) y que, por lo tanto, es ESPAÿOL!, o señalar que un premio Nóbel de Medicina de apellido Martínez es español porque el abuelo de su bisabuelo era de Verducido. ¡Dios, qué subidón!
Gracias a la clase política en general porque los cambios empezaron, en realidad, con la democracia. Hay que perseverar en el esfuerzo. Muchos parlamentarios de la actual legislatura, la anterior y la de hace 10 años son los mismos y se perpetúan en virtud de su competitividad y eficiencia. Es el caso de Rosa Díez, quien además nos ha enseñado el aspecto productivo de la movilidad tanto geográfica, España-Bruselas-España, como empresarial, PSOE-UPyD. O Rubalcaba que ahí sigue, erre que erre, con las mismas ganas que el primer día, o el propio Presidente, Mariano Rajoy, que continúa con su ascendente carrera política, o Durán i Lleida, que nos ha instruido para vivir con un sueldo modesto de forma modesta en el Palace, o Gaspar Llamazares...
Gracias, finalmente, por mostrarnos el camino hacia nuestra consolidación como personas de bien, que rechazan el amiguismo y que pelean con ahínco por sus valores. A modo de corolario se puede asegurar que de las cifras de la Encuesta de Población Activa se puede salir. Hay ejemplos de gente muy válida que ha logrado regresar al mundo del trabajo, incluso tras experiencias traumáticas. El resumen y la conclusión de todo esto tiene un nombre: Ángel Carromero. Persona preparada, con estudios, que ha logrado su reincorporación al mercado laboral, con un sueldo digno y por sus propios medios, sin necesitar ningún padrino, Baltar o lideresa. ÿl tiene que servir de guía para las millones de personas que ahora son un número. Sin duda, él es la luz al final del túnel.
4.02.2013