Milagros Bará
Trabajar gratis, el nuevo modelo "creativo"
Hay mucha gente que cree que cierto tipo de profesionales viven del aire, del aire que van a envasar y vendernos el día menos pensado. Los agraciados son los diseñadores gráficos, los fotógrafos, los escritores, actores, los músicos, los pintores, los guionistas, los poetas... y un largo etcétera. Todos del mismo sector... "de la cultura", el grupo de los Chiripitifláuticos. Ya, ni la izquierda más recalcitrante, la de gaita y pandereta hace valer lo suyo, lo importante. Porque ahora lo importante les importa un pimiento y si es de Padrón mejor.
Y así, y muy a su pesar, en esta rueda de mano de obra gratuita hay cada vez más gente. Parece que hemos vuelto a los dieciocho años, pero tenemos cuarenta y ocho. Cuánta razón tenía el presidiario Gerardo Díaz Ferrán cuando, metiendo la mano en la saca y hundiendo a miles de familias, dijo: "Hay que trabajar más y cobrar menos para salir de la crisis", sobre todo de cerrajero, diría yo. Claro, de cualquier crisis se sale si no cobras nada y si no comes también acabas saneando tus cuentas del mes.
Alguien debería de explicarnos hacia dónde vamos porque de dónde venimos por lo menos lo tenemos claro. En qué tipo de estructura social terminaremos viviendo es un misterio mayor que el de la máquina de Antiquitera (de Hiparco de Nicea) como tema de debate en Cuarto Milenio, aunque parece que han descifrado parte del engranaje.
Cada vez hay menos artistas con casa, con dinero para comer, para calentarse en invierno, para beber (agua)... y claro, no se van a especializar en asaltar bancos, porque lo difícil es preparar el plan de huída, y tirarse al monte no es una opción viable porque son comunales.
Vivimos en un país donde los actos culturales se suceden por doquier con artistas que no llegan a final de mes, ni al principio ni a la mitad. Los eventos culturales no han dejado de ser "una gran cadena de favores" en donde la administración y las marcas a los que pagan religiosamente son a los del catering... y los únicos que sí ganan dinero son los intermediarios y las propias marcas. Hace unos tres años suponían el 4% del PIB del país, ahora debe estar en el menos cuatrocientos como poco.
La desigualdad social en la "clase cultural" está en boga desde hace muchos años. O dan un pelotazo y ganan millones o lo de para ti "hay muy poquito dinero" es el mantra que más les suena a los artistas. La creatividad es un don muy escaso y en otros países se considera un tesoro muy bien remunerado. Aquí cuentas una "buena idea" y salen cuatro de detrás de una palmera con una grabadora para copiártela, y de paso llevarse la pasta sin ningún pudor.
La creatividad, tanto teórica como práctica, no se contagia. No es un virus: o se tiene o no se tiene. El valor de una buena idea no tiene precio y sí aplicaciones en la vida diaria (patente), en la política (campañas), en la educación, en la empresa, en la ciencia...
Por eso, a día de hoy, las antaño denostadas comunas tendrían más sentido que nunca para los artistas y creativos famélicos. O la cárcel, el único lugar en el que el Estado se ocupa de todas tus necesidades. Al loro, que dentro de poco habrá hasta oposiciones para ingresar como delincuente. Como dijo un día Mario Cantinflas "Algo malo debe tener el trabajo, o lo ricos ya lo habrían acaparado".
Vivimos inmersos en un perfecto e increíble estado de involución humana, una regresión de proporciones épicas. La propuesta más razonable es separar a los Caines de los Abeles e irnos a vivir a países diferentes, recomiendo releer "El mundo de los cainitas", en un mundo en el que se nos ha venido abajo hasta el mito de Inmanol Arias y Ana Duato, porque a su lado San Judas era un aficionado.
Mientras que de un PVP de 20 euros el autor se lleve 1 euro, alguien se está forrando de manera impúdica y si es católico no pasará del limbo... aunque según el Papa ya no existe...