Manuel Pérez Lourido
Toros otra vez
Maltrato animal. Eso resume el trato que reciben vacas, cerdos, gallinas, etc, etc en las explotaciones ganaderas y avícolas de gran cantidad de países. Ni en sueños considero posible abolir esas prácticas tan extendidas y contra las que resulta tan difícil movilizar a la opinión pública.
En cambio sí creo que terminará despareciendo el maltrato que reciben los toros en los ruedos. Crece el número de personas sensibilizadas sobre el particular y se tambalea la viga maestra que sostiene ese cruel tinglado: si no es por las subvenciones del Estado el negocio del toro estaría ya para el arrastre.
"Maltrato animal" es el diagnóstico que ofrecería cualquier ser humano que contemplase por primera vez el aniquilamiento de una res en un coso taurino. Si quisiésemos que aceptase intelectualmente ese comportamiento tendríamos que hacer un ejercicio de "pedagogía" que abarcase conceptos como: fiesta nacional, tradición, arte, etc. Si persistiese en el rechazo, nos quedaría otra bala: la de que el toro sigue existiendo porque existe la "fiesta" (o sea, la ceremonia en la que muere violentamente). Por supuesto, habría que obviar a todas aquellas especies animales que también habrían desparecido sin una protección institucional, no hace falta ser un lince para eso.
En cuanto a justificar el daño en aras de unos beneficios económicos que salpican también a amplios sectores de la población, nos podríamos ver obligados a restaurar la pena de muerte y desagraviar a los verdugos que se fueron al paro en su día, sobre todo porque no existía prestación por desempleo entonces. Y a los que vendían pipas y caramelos los días de ejecución. Y a todos los que recibían algún tipo de estipendio en el contexto de una medida punitiva que se apartó del ordenamiento jurídico por motivos de ética, que no de estética, puesto que, bien montada, una escena de garrote vil puede devenir en un espectáculo de lo más vistoso.
Creo que conviene cerrar este humilde intento de reflexionar y hacer reflexionar sobre ideas y argumentos afirmando que quien lo realiza no encuentra calificativos para quienes se alegran, lo manifiesten o no, por la muerte de un torero en el ruedo. Es algo tan incoherente que tan solo puede provocar estupor e indignación.
Y si usted está a favor de la abolición de este tipo de maltrato en Pontevedra, tiene una cita el sábado 13 a las 20:00 en la plaza de la Peregrina.