Manuel Pérez Lourido
Episodios de sequedad en la boca (II)
En esta segunda parte abordaremos el infortunio de quien tiene que enfrentarse a un auditorio numeroso y cae presa de los nervios y esas cosas. Algo que, en mayor o menor medida, también hemos vivido todos y que podría contarse así:
Mientras avanzas hacia el micro, tan despacio que llegas a tener la sensación de que estás retrocediendo (que es lo que deseas de todo corazón) te preguntas como pudiste llegar hasta allí. Sólo porque eres tonto y tímido, a partes iguales. Sólo por no abrir la boca cuando un índice te apuntó. Sólo porque no tenías más que trece años y había que decir unas palabras para abrir el III Encuentro Provincial de los Padres y Madres de Hogares Conservadores.
Cuando por fin casi te comes el pie de micro, alzas la vista y descubres a dos millones de personas mirándote fijamente. Tienes la boca pastosa y la mente zarrapastrosa. Me está bien por tímido y tonto, al cincuenta por ciento, piensas para integrar aquella especie de ejecución sumaria en un contexto que la justifique. Tenían que habérselo encargado a Ricardito. Pero Ricardito estaba ahora en el salón de su casa destrozando el sofá de cuero con los pies. Tenían que habérselo encargado a Merceditas. Pero Merceditas estaba ahora mirándose al espejo antes de salir para ser perseguida por el chulito de la urbanización.
De modo que carraspeas un poco, que es lo que hacen los personajes de las novelas de Enid Blyton en estos casos, en vez de toser. Te pasas la mano por el pelo solo porque es lo que haces cuando está s nervioso. Y además, o eso, o salir en estampida.
"Buenos días", farfullas con voz estropajosa un segundo antes de caer en la cuenta de que son las cinco y media. "Buenas tardes" corriges mientras la risas estallan y, sorprendentemente, te producen un efecto relajante. Sueltas los párrafos memorizados arrancando los sonidos de una garganta como la lija y una boca como las cuevas de Altamira, pero sin pinturas. Te beberías un río con sus peces. Suenan los aplausos pero tú ya te has ido de allí.