María Biempica
Hay que tener un amante
Estos días compartían en las redes sociales un artículo cuyo título sin duda a nadie dejaba indiferente: "Hay que tener un amante"
Se me hicieron larguísimos los pocos segundos que tardó mi móvil en descargar la página y tras leerlo detenidamente y con una endiablada sonrisa en mi boca, comprobé que era cierto, y que en efecto, todos debemos tener un amante en nuestras vidas.
Dice el artículo que "Amante es lo que nos apasiona. Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien, a veces, no nos deja dormir. Nuestro amante es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno y lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido".
"A veces a nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros casos en alguien que no es nuestra pareja. También solemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio o en el obsesivo placer de un hobby".
Yo tengo de amante la música: me acuesto cada noche con ella y es la que me acompaña cada mañana al levantarme pues me hace soñar y sentirme viva.
También amo la política y no deja de ser una pasión aunque algunas veces me trató vilmente. Amo leer las crónicas de mi ciudad de la mano de Rodrigo Cota. Y amo desenfrenadamente cada momento con mis hijos por mucho que piensen que soy la peor cocinera del mundo.
Amar en superlativo y amar por encima de cualquier estado o conciencia es sencillamente un tesoro.
En nosotros está la decisión de elegir vivir cada día con estos amantes tan liberadores o por el contrario vivir la vida "por durar", como describe el artículo.
Ser parte de la vida o vivirla sin más será lo que nos lleve (o no) a la consulta de esta doctora.