Intuía que cuando Alicia pisara la biblioteca le iba a encantar, pero realmente es algo que va mas allá. Ayer fuimos por segunda vez, y ella se siente como en casa, a gusto, segura, siente que una parte de toda esa cantidad de libros es también un poquito suya. Porque la biblioteca es mía, me decía ayer, mía y de todos los demás niños. Sonreía, estaba feliz. Las tardes de biblioteca nos encantan, nos acercan una a la otra. Una vez allí Alicia se independiza de mí, va por libre, le gusta sentarse ojeando un libro luego otro, siempre en silencio, respetando y haciendo suyas las normas de la biblioteca. Desde que entramos por la puerta en la planta baja ella habla entre susurros. Me gusta verla así. Ilusionada y haciendo las cosas como se suponen que hay que hacerlas. Ella acepta esas normas. "mamá es que en la biblioteca no se habla alto". Bien.
Ojea un libro luego otro, se sienta, hace que lee, se entretiene con dibujos, y con libros sin texto... muy originales sin duda, el color, los dibujos, las expresiones de los personajes. Le gustan.
En la primera visita habíamos cogido 5 libros, pero a 3 prácticamente no le prestó atención en casa. En cambio hubo dos que le han dejado huella, los hemos leído hasta la saciedad, y ya están anotados para posibles compras en el futuro. Se trata de:
1. "Oliver y Patch". Un niño que recién se muda a una ciudad nueva y no conoce a nadie y se encuentra un día con un perrito perdido. Solo pone en su collar Patch. Se lo queda y se hacen grandes amigos. Un día aparece su dueña, Rubí. y se lo devuelve pero comprende que no solo no ha perdido a un amigo sino que gana otro, es un libro precioso.