José Antonio Gómez Novoa
Ventana indiscreta: Memoria
La visceralidad, y el odio que algunos vuelcan en las redes sociales y otros en la prensa escrita a veces te llega al alma. El grupo intereconomía en su "gran periódico" La Gaceta pregonaba a los cuatro vientos hace unos meses: "Muere el asesino comunista Marcos Ana a los 96 años. Combatiente activo en defensa de la república, fue condenado por participar en tres asesinatos en Alcalá de Henares en 1936".
El bando franquista lo detuvo en el año 1939 y fue sentenciado a muerte, sin ninguna garantía cómo se demostró más tarde, por un presumible asesinato cometido cuando éste Fernando Macarro (Marcos Ana) tenía 16. Pues bien, alguien conocido mencionaba con dureza en su portal de facebook, que "tanto Podemos como IU lo consideraran un héroe del pueblo cuando era un asesino".
No suelo entrar en discusiones mediáticas, pero no pude resistirme, y le pregunté en privado si conocía a esa persona, y me dijo que no, que había escuchado en Radio intereconomía que había asesinado a varios españoles. Le hago saber que fue condenado con 16 años, y a los pocos años su condena fue anulada por defecto de forma. Que el hombre del que hablamos, fue propuesto como candidato por la Universidad de Granada al premio Príncipe de Asturias de la Concordia, y también se le concedió la Medalla al Mérito en el trabajo y muchos otros reconocimientos internacionales.
Una campaña de Amnistía Internacional por su liberación, en los difíciles años 60, consiguió que el régimen franquista firmara un decreto para excarcelar a aquellos presos que llevaran más de 20 años ininterrumpidos en prisión (era una forma de obviar el nombre del destinatario). Sólo él cumplía los requisitos. Abandonó su celda del penal de Burgos en 1962. A su salida manifestaba que "nacer a los 42 años es algo muy serio".
Coincide en el tiempo, que me encontraba inmerso en la lectura de su libro autobiográfico "Decidme cómo es un árbol", es uno de sus poemas, pero también el que da título a sus memorias, en las que habla de la soledad, de sus 23 años en prisión. De cómo durante dos años esperaba la noche para ser fusilado. De su lucha por la libertad, su compromiso revolucionario. De cómo había olvidado la vida. Todos los prisioneros necesitaban saber cómo era un árbol, Marcos Ana también, y de ahí surgió un poeta.
Tanta cárcel en sus hombros pero ningún resentimiento. Su vida en libertad fue de lucha por la reconciliación y de compromiso social. Leer su libro y su historia contada por otros es muy aconsejable para saber de dónde venimos, y qué importante sería recuperar y ser conscientes de la memoria histórica.
@ novoa48