Félix Hernáez Casal
Un punto más para la permanencia
Que el Pontevedra fue el equipo que más méritos hizo para llevarse el partido de ayer es algo que no admite ninguna duda.
En la primera parte el conjunto granate debió dejar sentenciado el choque y si no lo hizo no fue por otro motivo que el desperdicio de hasta tres ocasiones pintiparadas para marcar que el portero rival se encargó de desbaratar impidiendo así que el Pontevedra cogiera dos o tres goles de diferencia en el marcador.
Que el Pontevedra también empezó bastante bien la segunda parte con una ocasión muy clara de gol de Bruno al rematar una falta de Prosi resulta igualmente fuera de duda.
Ahora bien, lo que ofrece igualmente pocos interrogantes es que el equipo granate tras encajar el empate en otro balón parado extraño y mal defendido se vino abajo estrepitosamente y no fue ni la sombra del conjunto alegre y dinámico que todos pudimos ver en la primera mitad.
Todavía quedaba más de media hora para el final del partido cuando el Navalcarnero se encontró con un gol que en ningún momento había merecido pero el Pontevedra se mostró desde ese momento impotente e incapaz para tratar de darle otra vuelta al choque y colocarlo de nuevo a su favor.
Aparecieron la falta de fuerzas (algo hasta comprensible pues en la primera parte se corrió a raudales) y unos evidentes nervios que imposibilitaron tejer ese fútbol que en los primeros 45 minutos desarboló por completo a un contrario que dicho sea de paso ofreció una imagen paupérrima que contribuye a dar argumentos a aquellos que piensan que esta campaña el grupo I es sensiblemente más débil que el año pasado y que se ha ido una oportunidad maravillosa de repetir e incluso mejorar la clasificación de la 16/17 a poco que se hubiera acertado algo más en la formación de la plantilla.
Solo una jugada aislada parecía el antídoto granate para poder resolver el partido después de gol madrileño y lo cierto es que esa jugada llegó gracias al único hombre que dio muestras de peligro tras la igualada, Alex González, y que terminó con dos remates casi consecutivos de Martín y Etxániz que no acabaron en gol por las dos grandes intervenciones del guardameta rival.
Es cierto que las paradas (especialmente la segunda a cabezazo de Etxániz) resultaron espectaculares pero también es verdad que no se sabe ya como tiene que tenerlas el voluntarioso ariete vasco para conseguir por fin marcar un gol en jugada con nuestro equipo. Es esta tormentosa relación de Jon Etxániz con el gol parecida a la que mantiene Jorge Hernández pues la ocasión marrada por éste en la primera mitad es bastante parecida a otras que ya ha tenido otros días y que igualmente no ha conseguido culminar.
Esa segunda parte bastante mala jugada por el equipo no impidió por lo menos sumar otro punto en la lucha que desde ahora y hasta el mes de Mayo parece que vamos a librar por no vernos sumidos en la catástrofe que supondría un nuevo descenso.
Desde ese punto de vista, la permanencia, todo punto que se sume (aunque en casa deberían ser de tres en tres en bastantes ocasiones dada nuestra extrema debilidad a domicilio) contribuye siquiera un poco a alejar el abismo del que todos quieren huir aunque resulte desalentador no haber sido capaces de vencer a un pésimo Navalcarnero que de forma sorprendente (a tenor de lo aquí enseñado) ocupa la quinta posición de la tabla.
Esta realidad, el estar inmiscuidos en la lucha por no bajar, no está siendo percibida todavía por la entidad y parte de la afición pero no debemos olvidar en ningún momento que haber sumado 15 de 42 puntos posibles no puede tener otra consecuencia que esa y que además se da la preocupante circunstancia de que equipos como la Ponferradina, el Racing, el Toledo o nuestro próximo rival, el Guijuelo, están en la misma lucha y como se les ocurra por fin rendir a la altura de sus presuntas posibilidades la situación (de no mejorar nosotros) podría tornarse en verdaderamente preocupante.