Carlos Regojo Solla
Transversalidad
En educación, el "profe" siempre juega con el tiempo y en ocasiones, cuando se le presenta la ocasión (cada vez más normativo), se saca el dogal del temario que tanto le ahoga y aplica el carácter multidisciplinar y la transversalidad para escapar de la rutina de una programación a la vieja usanza. Salen entonces a relucir las anécdotas personales que da la experiencia de la vida y que tanto enriquecen, varían e ilustran con grandeza la temática del momento. Si te apasionas dinamitas la temporalidad y " atrasas" la dinámica del temario pero vivificas un contenido y notas que el alumno lleva a su casa algo más que un nuevo conocimiento matemático, lingüístico, social o natural. El alumno siempre recordará la conexión establecida.
Imaginemos que esta quincena tenemos en el programa las unidades de volumen. Su tratamiento individual será más seco que si lo relacionamos con la piscina de la zona, la traída de aguas, la falta de lluvias, la venta de artículos de verano, el lugar geográfico, el susto que nos dio fulanito el año pasado cuando se accidentó en el borde de la piscina, las asistencias sanitarias … Todo un mundo interminable alrededor del metro cúbico.
Lecturas de Oro, es un librito abuelo que llevo buscando hace años ,y que recupero gracias a la Biblioteca Digital de Castilla y León ( bendita tecnología!!), en el que aprendimos a leer los que hoy peinamos las pocas canas que aún nos quedan. Es una publicación en cuyo prólogo el autor explica el por qué de su edición dando paso, en su cuerpo, a más de un ciento de pequeñas historias con ilustraciones alusivas, todas y cada una de ellas de marcada moral y sentir cristianos, aprobadas por la Iglesia católica, con el "níhil óbstat" correspondiente, como no podía ser de otra forma en la época de su publicación. Su autor, Ezequiel Solana, un maestro de escuela de la época (años cincuenta, "S.P".) recopila - también crea- breves capítulos, en la mayoría de los cuales se observa el "lado positivo de la miseria" de posguerra civil y mundial con moralejas y comentarios dedicados a niños que comienzan a leer. Ganaba el cielo quién fuese más pobre aunque para ello hubiese que regurgitar a medio digerir la comida de los desafortunados -que por entonces éramos legión- para dársela a otros más desafortunados aún y comer dos de la misma ración si la hubiera, en tanto unos pocos flotaban sin esfuerzo en el mar muerto del escalón social de la prepotencia de los adictos. Había que mantener la unidad y la tranquilidad de un pueblo traumatizado alrededor de la fe, la esperanza, la caridad y la idiotez.
Con esto no critico al autor, maestro de aquel tiempo, al que creo convencido de la moraleja de cada historia. Ezequiel Solana tiene más publicaciones que esta y supongo que nadie hace un esfuerzo semejante sin convencimiento pleno de lo que se está haciendo. El intento, en su época no estuvo mal y la intención parecía buena. Es más, llega a nuestro tiempo y puede ser aprovechado.
Nuestro maestro, Manolo Gülias, ( D. Manolo), hombre práctico y de escaso tiempo que atendía su escuela rural y su academia ayudado por otro profesor que cubría sus obligadas horas de ausencia , nos reunía alrededor de su mesa para leer el capítulo o capítulos de forma mecánica sin entrar en más. Obviaba las moralejas y las preguntas de comprensión. En grupos de diez, numerados, avanzábamos o retrocedíamos puestos según la calidad de nuestra lectura. Manolo se fijaba en nuestra dicción y velocidad lectora. Inolvidable docente, que nos recibía de manos de su cuñada Dina quien se ocupaba de los más pequeños, para prepararnos para el ingreso en el instituto de los jardines de Vicenti a los diez años, cosa que hacía con mucha efectividad dados los amplios contenidos educativos que entonces se exigían. Manolo Gülias fue el fundador de la Academia Cervantes en San Antoniño que luego pasó para el centro de Pontevedra, concretamente en la plaza de Méndez Núñez. Mi recuerdo y mi reconocimiento a mi Dina (quien me curó con amor de madre el primer chichón del que tengo referencia) y Manolo, dicho sea al paso de este comentario, que aplicaron todo su conocimiento y saber y volcaron toda su sabiduría y esfuerzo en mí.
Al volver sobre aquellas historias de "Lecturas de Oro" y releerlas por primera vez en tantos años, recupero un tiempo inolvidable y me sitúo en un pasado lleno de sensaciones que creía desaparecidas. Sus ilustraciones, de las que recuerdo haber hecho más de un dibujo, sus relatos, (alguno de los cuales me sé aún de memoria de tanto trillarlas), los recreos, las miradas que cruzaba con Maricarmen… Guau, qué infancia!!!
De aquellos relatos de las Lecturas de Oro, se me antoja que alguna podría servirnos. Por ejemplo la que complementa y relata este comentario que de corazón actualizo con el mayor de mis respetos a su autor. Todo un escaparate que nos podría indicar que nada nadita ha cambiado. Una pincelada de pintura y la tenemos a nuestra propia mesa. La que sigue ocupa el capítulo LXIII. La dejo tal cual. Todo un tema transversal que nos lleva al salario mínimo, las pensiones, la eutanasia, el empleo fijo, las vacaciones, asistencia en catástrofes, nivel de pobreza, asistencia médica, declaración de renta, …
Todo un escaparate que nos podría indicar que nada nadita ha cambiado. Una pincelada de pintura y la tenemos a nuestra propia mesa.
Algo o mucho se parece a la actualidad. Tiene un tufillo a comentario televisivo, a discusión tertuliana o a pelea de diputados en los que bien podrían estar Pablo y Pedro … El anciano sabio y mediador ya lo conocemos. Es un personaje fijo.
Carlos Regojo Solla