Tribuna Viva
Sobre las aceras en Raxó y la lucha en honor a mi madre
Por ti, mamá
Querida mamá:
Muy pronto se cumplirán cuatro años desde que te fuiste. Te echo de menos como el primer día e intento aprender a vivir con tu ausencia. Daría cualquier cosa por tener una escalera con la que subir al cielo y visitarte, para poder contarte mis problemas, mis dudas, mis miedos… para preguntarte lo que solo tú sabrías responder.
Sé que eso es imposible, claro, pero tengo la esperanza de que allá donde estés, sigas protegiéndonos, dándonos consejos y mirando por nosotros. Si es así, seguro que ya te has enterado de una gran noticia, pero igualmente quiero contártela yo misma.
Por fin están construyendo las aceras por las que tanto luchaste. Ya está dando resultado la lucha que empezaste y que, después de que te llevaran de nuestro lado, yo prometí seguir.
Un mes después de perderte me comprometí, delante de los vecinos de Raxó, a acabar la tarea que comenzaste y conseguir que nadie tenga que jugarse la vida al salir de casa. Cada año cientos de personas volvimos a manifestarnos, diciendo "Todos somos Ana" y pidiendo algo básico: poder ir al colegio, hacer la compra o dar un paseo sin miedo a sufrir una tragedia como la nuestra, como la tuya.
Y ahora, casi cuatro años después de aquel día negro de noviembre, estamos muy cerca de conseguirlo. Y quiero darte las gracias a ti, mamá, y a todos los vecinos y amigos que antes se movilizaron contigo y después, en estos años, me acompañaron en cada manifestación y en cada reclamación. Quiero agradecer a la Xunta de Galicia por financiar y construir las aceras, pero especialmente porque siempre que lo necesité me recibieron y me informaron.
Además, hay dos políticos que en este tiempo nunca me fallaron: Uno es el delegado de la Xunta, José Manuel Cores Tourís, que se reunió conmigo inmediatamente después del accidente y nunca me negó una reunión o una palabra. El otro es Ángel Moldes, al que nunca podré agradecerle todo lo que hizo por ayudarme a cumplir mi compromiso, mamá.
Pero por desgracia, en este tiempo la PO308 se cobró más víctimas, y hoy quiero acordarme de ellas para lamentar que no todo el mundo estuvo a la altura. El concello de Poio nos falló a mí, a mi familia, a los vecinos de Raxó y a todos los que usamos esta carretera.
Todos sabíamos que cuanto antes estuviesen los terrenos, antes estarían las aceras. El ayuntamiento se comprometió a conseguir los terrenos y no lo hizo. Dijo que había negociado con propietarios y era mentira. Presenté escritos dirigidos al alcalde preguntando por los terrenos y aún sigo esperando contestación. Si el gobierno de Poio hubiese cumplido, las aceras seguramente ya estarían construidas y a lo mejor se habría evitado alguna tragedia.
La verdad es que me hirvió la sangre viendo al alcalde y a sus compañeros de gobierno de protagonistas en los periódicos y en la televisión delante de las obras, cuando con un pequeño esfuerzo podrían haber ayudado a que estas obras ya estuviesen terminadas. Por mi parte, la única foto que tendrían que hacer en esa carretera es la de la vergüenza, pero no voy a dedicarles ni una palabra más. Para mí los protagonistas son todos los que me apoyaron en las manifestaciones y en las reclamaciones, y no los que vinieron a ponerse el chaleco y hacerse la foto. Pero allá ellos con su conciencia.
Ahora mi único pensamiento, mi único deseo es ver esta obra acabada cuanto antes. Sólo quiero por fin poder decir que toda esta lucha valió la pena. Y cuando el año que viene volvamos a salir a la carretera en tu recuerdo, sea por las aceras con las que peleaste, y cuando digamos "Todos somos Ana", sea para recordar a una luchadora que consiguió, con su esfuerzo primero y con su ejemplo después, ayudar a que nadie vuelva a perder a un hijo, a una hermana, a un amigo o a una madre en esta carretera.
Y todo por ti, mamá.