Milagros Domínguez García
¡Gracias y buen servicio!
Hace unos días y con motivo de un proyecto audiovisual en el que estoy implicada tuve ocasión de pasar unas horas en una patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil.
Al llegar a la embarcación fuimos recibidos por la tripulación que nos esperaba sonriente y dispuesta a colaborar con nosotros, como además, así fue.
Durante el trayecto pudimos disfrutar de la belleza de nuestra ría al tiempo que en todo momento nos facilitaron el trabajo y, ya de vuelta en puerto nos despedimos con la agradable sensación de que estuvimos en casa, porque nuestros anfitriones nos hicieron sentir así. Tuvieron con nosotros el trato que se da a esas visitas que no resultan molestas, las que te resultan agradables y con las que te apetece pasar un rato. Esas a las que les preparas un café y un bizcocho para hacerles sentir bien. Y consiguieron ser los anfitriones perfectos ya que su gentileza y trato en todo momento fue exquisito.
Después de esta experiencia y pasados unos días, accedí a través de la prensa a varias noticias que relataban distintas actuaciones que los Guardias Civiles del Servicio Marítimo llevaron a cabo en nuestra costa y esto me hizo observar cual es su trabajo y el enorme peligro que entraña sobre todo cuando las condiciones climatológicas son desfavorables y que hasta ahora, al no ser el mar mi medio habitual, me había pasado casi desapercibido.
Las mismas manos que se tendieron para colaborar con nosotros son las que están para velar por quienes en el mar puedan necesitarles.
Hoy, que les pongo cara y sonrisa, no puedo dejar de mencionarles porque creo que se merecen sin duda que quien tuvo el honor de pasar con ellos esa tarde les agradezca públicamente su trato y por supuesto su labor.
El trabajo que estábamos realizando a bordo no evitó que me fijase y fotografiase la bandera española que ondeaba en lo alto y observé en ella lo que a simple vista puede parecer deterioro, pero no, me he dado cuenta ahora que su tela rasgada es la muestra de que allí la vida no es fácil y las condiciones son lo suficientemente duras como para dejar huellas.
Espero tener oportunidad en algún momento de recibirles como anfitriona, sin duda serán unas visitas de las que se agradece que lleguen, y por supuesto a las que les prepararía un café y un bizcocho.
Gracias y buen servicio!!