Pepy G. Clavijo
Un paseo ocasional
El viajero llegó a Pontevedra, iba de camino a Santiago donde pensaba ganar el jubileo.
Había oído hablar de "a boa vila" y no quería para sin dar un paseo por la ciudad.
Se integró en un grupo de excursionistas, iban con una guía y ésta les explicaba el "casco vello", al llegar a la Basílica, quiso explorar por su cuenta y descendió la gran escalinata.
Se fijó en una calle que hay frente a ellas y decidió que investigaría, sí, investigaría un poco, pero de forma diferente.
El viajero picado por su curiosidad fue preguntando a los vecinos de las calles que iba atravesando, tuvo suerte y todos ellos le informaron de cosas, en verdad, curiosas, supo que la calle "Xan Guillermo" no lleva el nombre de ningún santo. Xan en gallego significado Juan y no san.
Xan Guillermo fue el propietario de uno de los muchos "peiraos" que había en la ría de Pontevedra, todos ellos tenían nombres propios: Xan Guillermo, campo do boi, campo da torre o corbaceiras.
Al entrar en esta calle reparó que la derecha había otra con el nombre de una fuente: "Fonte da Moureira", encaminó sus pasos por ella y se llevó una bonita sorpresa, una calle corta que va a dar a una placita, sus casas todas pintadas de blanco, con macetas en las ventanas, las más antiguas conservan todavía su arquitectura primitiva, también hay edificios actuales de construcción moderna pero en los que no se advierte la agresividad de otras zonas.
En 1825 sólo vivían en esta calle 21 personas, la fuente se reparó en 1846, es una fuente muy importante pues le da nombre a la calle desde el siglo XV, de su agua se surtían los vecinos de la zona cuando Pontevedra aún no tenía agua corriente.
En este lugar se encontraba uno de los hornos más antiguos (siglo XIX) cuya boca o parte delantera constituye una verdadera obra de arte.
Siguió el pasante con calma, contemplando todo, fue a parar a una nueva calle, pasaba una joven con libros en la mano (después supo que venía de la biblioteca) y le preguntó por el nombre de la calle en la que se encontraban, ella le explicó que Jofre de Tenorio fue un marino pontevedrés del siglo XIV, durante un reinado de Alfonso XI, quién lo invistió almirante en 1314, más tarde le encargó la defensa del Estrecho de Gibraltar.
En 1336 llegó a almirante de Castilla, derróto en Lisboa una escuadra portuguesa, como había hecho antes con la flota musulmana.
En 1340 murió luchando heroicamente contra las tropas musulmanas que con 200 barcos se enfrentaban a 30 galeras mandadas por el valiente marino pontevedrés.
La joven no puede pararse más tiempo, pero no quiere despedirse sin apuntarle que muy cerca de donde se encuentran hay una calle dedicada a la condesa de Pardo Bazán, insigne escritora gallega con una impresionante narrativa, destacando la autonomía que cobra la acción, la agilidad de sus descripciones y la fluidez de sus diálogos.
Fue una gran trabajadora por la proyección social de la mujer.
También observa el viajero una recoleta plaza con el nombre de Dª Concepción Arenal, esta vez no necesita ayuda, él sabe que dedicó toda su vida a tres importantes temas: la cuestión obrera, la reforma penal y la defensa de la mujer.
Le propone que continúe su paseo por esta zona, que no entra dentro de las visitas guiadas pero que tiene un gran sabor.
Un niño de once años que juega con su pelota en la plaza se le acerca, el hombre lo mira y le dice sonriendo:
- Y… ¿Tú qué sabes de los nombres de estas calles?
El chaval responde presuroso, que en este entorno hay dos calles con el nombre de un pirata, que es la misma persona "repe" y le explica que una lleva el nombre de Benito Soto, un pirata pontevedrés que fue ajusticiado en Gibraltar y que se dice que trajo un tesoro y lo escondió en Pontevedra, otra calle se llama "Milano de los mares", que es como algunos conocían al pirata.
- ¿Y qué más sabes?
El chaval sigue su explicación contándole que también está en esa zona una calle que se llama del Urco y le cuenta la historia de los Carnavales pontevedreses cuando Andrés Muruais se disfrazó de Urco y fue arrastrando cadenas por las "rúas" el año 1876.
El chaval está lanzado y le dice:
- ¿Quieres que te cuente más cosas?
- Bueno, una más porque tengo que seguir mi camino.
- Cornelis de Holanda está aquí cerca, bueno, él no, su calle, este señor fue el que ideó la fachada principal de la Basílica, no era de Galicia pero vivió en Pontevedra a mediados del siglo XVI, la ideó como un gran retablo de piedra con muchas imágenes.
El hombre se despide del chico, le da las gracias y sigue su camino, se marcha con pena por no haber completado su paseo, pero el tiempo le hace falta para seguir su camino, se va de la ciudad con la satisfacción de haber aumentado sus conocimientos sobre Pontevedra y con la dicha de haber encontrado a unas personas tan amables.
No dice adiós a Pontevedra, le dice ¡Hasta pronto!.