Pedro De Lorenzo y Macías
Caco: Sus inquietudes y desventuras
CAPÍTULO XV
Caco regresaba a casa e iba pensando cómo lograrlo: "Simón es sabio y me ayudara". Simón estaba muy ocupado; se fue a su casita, le estaban esperando Don Cuervo y su novia. Se abrazaron, se contaron un montón de cosas, los recuerdos que le enviaban sus hermanos, madre, amigos.
- Caco, me he casado con Doña Cuerva. Le has caído muy bien y acepta tu ofrecimiento: haremos nuestra casita en tu pinar.
- ¡Estupendo! Yo tendré pienso, agua y lo que necesitéis. Tengo que pedirte un favor, pero no te rías.
- ¡Venga! Está hecho.
- Necesito ayuda para hacer pis como los perros mayores.
- Eso es fácil. Haré una tabla de ejercicios y mañana temprano, empezamos el entrenamiento.
Había poco pienso y fue a buscar más a la cocina; le dijo a Mamá Luisa que Don Cuervo se había casado y estaba con su esposa en la casita. Mamá Luisa acompañó a Caco, y dejo en la casita hijos, pienso, galletas, chorizo, leche y agua. Le dieron las gracias y celebraron el banquete nupcial hasta que, agotados, quedaron dormidos.
Estaba amaneciendo y Caco se despertó. Vio que sus amigos cuervos estaban durmiendo, ya que nunca habían cenado tan bien y copiosamente. Con sigilo despertó a Don Cuervo que tenía unas ojeras
de campeonato, estaba en las nubes, y no sé enteraba de nada.
- Amigo, tenemos que entrenar.
- ¡Croack!.. ¿Dónde estoy? Calabazas, tengo la barriga llena de comida.
- ¡Despierta! Así espabilas y me enseñas.
- Perdona, amigo Caco, pero estoy para el arrastre. Pero, en fin, salgamos en silencio para no despertar a mi esposa y empecemos con los ejercicios.
Los dos estaban en medio del jardín; Don Cuervo propuso una tabla de calentamiento y estiramientos, para lograr equilibrio y agilidad. Primero hizo caminar un poco a Caco, después dispuso una tabla de ejercicios, que consistía en levantar cada pata diez veces seguidas. Con esto pasaron horas. Mamá Luisa desde la ventana estaba viendo el espectáculo.
Llegó el momento de intentar la proeza. Don Cuervo le dijo que tenía que desplazar una pata en horizontal y la otra tenerla como apoyo. Caco que es muy impetuoso, lo intentó con rapidez y se cayó junto las hortensias: éstas y los animalitos se rieron, también Mamá Luisa que musito: "Es como todos los niños, quieren hacerse mayores antes de tiempo".
Después de varios intentos y caídas para lograr hacer pís como un adulto, se cansó. Don Cuervo le dio masajes y unas friegas; lo animó. Había que tener fe, el triunfo se lograr con tesón, con sacrificios y
constancia. Caco dijo que él no se rendía, que lo conseguiría.... ¡Menudo terco!.
Por una parte del muro, se asoma la gran cabeza de Doña Caca, que envidiosa arrojó al jardín un gato vagabundo, pendenciero, pulgoso, matón.
Don Cuervo se escojonaba de risa, viendo al cabezotas de su amigo en el suelo a cada intento. El feroz gato se acercaba. Se levantó Doña Cuerva y.......
- ¡¡Croack, croack! Un gato.
Caco enseguida se puso en posición de ataque y gritó: " A por él". Empezó con sus carreras, acorralando al gato, que se defendía con sus fus y enseñando sus fieras uñas. Caco solicitó servicios de las fuerzas del aire. Los cuervos, camicaces, cayeron como un obús en el trasero del gato; este saltó por el aire gritando sus miuaus; aprovecho Caco para darle una soberana paliza; tuvo suerte de escaparse: iba con el rabo roto, una oreja con un mordisco, el trasero, lleno de picotazos.
El follón de esta guerra despertó a los vecinos que pronto quisieron saber noticias. Doña Carca, en camisón de saco, juró centellas.... Caco le dijo que fue su gato el que empezó y entró en el jardín.
- ¡Cala, lampatin! ¡Fillo de cadela! Xa me amolas mouto e voite a votar un veneno para que estoupes.
- ¡Guau, guau, guau,!
- ¡Croack, croack, croack!
- ¡Calma , chicos! Buenos días, Doña Carca. Verá, esta vez tuvo culpa su gato, pues vino en busca de camorra.
- Don Simón, o gatiño e moi bo, non fai mal a nadie, e como un rapaz, non ía a facer mal.
Doña Carca se retiró en silencio; le tenía un gran respeto a Simón; éste, tranquilo y orgulloso de su ejército, los limpió, curó las heridas de la batalla, y les puso el desayuno.
Caco, vio que Doña Carca le tenía miedo a Simón. Pasada la guerra, se iniciaron los festejos; muchos pajarillos se acercaron y se reían de las gracias de los tres: Caco y los cuervos; aguantaban tanta imaginación por la abundancia de pienso, y otras viandas.
Mamá Luisa, que no se había perdido nada desde la ventana, y viendo semejante banquete, se emocionó, le cayeron lágrimas de felicidad, se puso muy contenta, musitando: "con Caco no hay quien se aburra".
CAPTITULO XVI
Llegó la hora de paseo con sus amigos; Caco le dijo a la familia cuervo si venían con él, pero ellos estaban muy ocupados en hacer su nido, encima del pino.
- ¡Croack! No te metas en líos.
- ¡Guau! Tú, no te rompas el pico.
Surgen las risas, sobre todo, cuando Caco practicó una vez más la táctica del pis. Mamá Luisa, jugando y metiéndose con él, lo cruzó hasta el bosque; éste, después del beso, salió raudo a junto sus amigos.
Los encontró a todos con agujetas y cara de cansancio; él disimuló lo suyo y propuso ir de exploración hasta el monolito, donde había varios acantilados; las cachorrillas le increparon que estaban locos, que era muy peligroso; después de protestar, las muy tontas, los siguieron.
Un perro grande, negro, de nombre Bucanero, les cerró el paso; con chulería les dijo que ese era su territorio; los cachorros se quedaron mudos. Caco, que es un metido, se enfrentó a él diciéndole "que el bosque, la playa era de todos".
- ¡Pijo de mierda! Te doy un bocado y te dejo sin oreja.
- ¡Pulgoso, harapiento! Atrévete.
- ¡¡¡Largo, Cachorrillo!!!
- ¡Vamos, Caco! No pelees, no vale la pena, iremos a otro sitio.
Ya se iban.....; Bucanero vio una perrilla y quiso abusar de ella. Caco como un bólido, le golpeó con sus patas traseras. Bucanero sintió dolor y se quedó un poco atontado.
Cometió un error: atacar con sus dientes a Caco, que recibe una dentellada en la oreja; se enfada, gira velozmente a su alrededor, y atrapa la garganta de Bucanero con sus maxilares. Este empezó a llorar, suplicar... Sus amigos lo apaciguaron, y lo soltó.
- ¿Ves lo que pasa por chulo?
- Tienes razón; perdona.
- Está bien. Si quieres puedes ser nuestro amigo y jugar con nosotros.
- Acepto y os doy las gracias.
Bajaron hasta la playa y todos empezaron a curar a Caco y Bucanero de sus heridas; empezaron los chistes, risas; unas gaviotas traviesas hicieron caca encima ellos; empezaron a perseguirlas, y éstas se burlaban con ganas: locas carreras, estrategias de cerco, pero perdieron la batalla.
Las gaviotas se retiraban festivas; ellos, casados, de mala uva, hicieron juramento de guerra permanente contra las Gaviotas; también, Bucanero. Llenos de risas, se despidieron; Bucanero acompañó un poco a Caco y le dijo que era un buen amigo y le pidió perdón por el mordisco; Caco también le pidió perdón y le prometió un hueso. Nació una nueva amistad.
Al llegar a la carretera llamó a Mamá Luisa para que lo viniese a buscar; ella ya estaba a la espera.
- ¡Cómo vienes! ¿Qué te pasó? Te peleaste.
- ¡Guau, guau...!
- Ya lo decía yo. No puedes salir solo, tengo que acompañarte.
- ¡¡Guau!!
- No protestes, ahora te curo y te baño. Pareces un carbonero........¡Ay, Señor! Que lata das.
Ya en su casita charló con la familia cuervo, que había rematado su nido, y contó sus peripecias, que tenían un amigo más, llamado Bucanero. Estuvieron con sus chistes e imaginaciones hasta que les entró en sueño.
La familia cuervo subió a su nido; Caco empezó a roncar y no los dejaba dormir... Menuda noche para los recién casados.
(Continuará) Pedro de Lorenzo y Macías.