Pedro De Lorenzo y Macías
Caco: Manifestación y su venganza
CAPÍTULO XVIII
La noticia llegó al pueblo, a todos los amigos, ya niños, ya cachorrillos; éstos, indignados, se concentraron e iniciaron una marcha - protesta contra Doña Carca.
Llevaban pancartas, solicitando que la enviasen al exilio y otras cosas propias de políticos. Subían la cuesta, gritando: “ DOÑA CARCA, DOÑA CARCA, VAITE QUE EIQUI, NON FAIS FALTA”, y otras consignas; la comitiva se iba haciendo más grande, ya que el parvo del pueblo se les unió y otros curiosos para tener que hablar. Pronto se hizo muchedumbre, entre niños, perros, viejos, curiosos, y algunos turistas despistados, creyendo que iban de romería.
Iban preparadísimos; en Cabicastro, en el punto más alto de la cuesta, se concentró tal original manifestación que paralizó el tráfico. Pronto empezaron los gritos reivindicativos: “FORA, FORA, MALA VECIÑA”. “BRUXA DO DEMO, VAITE”.
- guau, guau, guau.
- GUAUS, GUAUS, GUAUS,….
Entre los gritos de la chiquillería, la de los perros, un grandioso tumulto llenó el cielo y más curioso se unieron. Salió Doña Carca, se asoma al muro, y muy ufana.....
- ¡CALADE! Eu non manquéí a ninguén de vos. ¡A FORA!
- GUAUS, GUAUS.
- BRUXA, VAITE CON DEMO E QUE TE AGUANTE.
- GUAUS, GUAUS.
Solo se le ocurrió a Doña Carca de lanzar una piedra que le dio en el culo a una perrilla; la tropa ya iba preparada y empezaron a tirar a Doña Carca huevos pochos, piñas, palos; Está recibió dos impactos de huevos en los ojos; la cabeza parecía una tortilla francesa, de retirada le calentaron su gran trasero con piñas y huevos.
Se presentó TELE SALNES, y ofreció a los que estaba en sus casas la original manifestación; llegó la Guardia Civil y los Antidisturbios; los perros, los niños se fueron a través del bosque.
Los curiosos y los parvos fueron los que sufrieron los interrogatorios, y no sabían que responder. Ninguna claridad había sobre el origen, y la gente empezó a irse. Salió Doña Carca y con mil juramentos notificó los hechos a su manera. La Benemérita, que venía preparada, metió en un gran furgón a Doña Carca y la llevaron para que prestase declaración, denuncia, o lo que sea, a cambio de que cerrase su majestuosa boca.
Durante unos días el pueblo estaba agitado, pues eran preguntados por los periodistas, los curiosos; varias cadenas de televisión, como no tenían ninguna cosa que contar, repetían la información con una objetividad profunda; de una chiquillada crearon un levantamiento popular, un acto que reivindicaba sus derechos. Unas, decían que políticos, otras que era una moción contra el alcalde, que estaba de vacaciones. La más inteligente, TELE SALNES, lo informó como una curiosidad y travesura infantil.
Los periodistas se consideran un gran poder oculto, capaz cambiar, modificar, hundir, triunfar a la vida familiar, de la pareja, del mundo político, artístico, deportivo, social, sexual, y, sobre todo, del Estado de Derecho.
Hay unos programas televisivos que se dedican a sacar todos los trapos sucios del personaje que está en el punto de mira, o bien, inventan, amañan cualquier hecho para vender las vergüenzas ajenas, sin pensar en las propias. Unos personajillos, que representaban a unos de estos programas, se personaron en la finca de Doña Carca, pensando en el notición, un poco o mucho maquillado, que darían a todos los televidentes.
Eran unas chicas eschumizadas, finas, delgadas, vestidas de guasa, con tantos maquillajes, que eran los que impedían que el viento las llevase; parecían un erotismo descafeinado, unos huesos del Greco con colorido.
Entre ellas iba un personaje, con gafas, de risa conejil, de ademanes un poco extraños; vestía vaqueros, pero había duda sobre su sexo. Los acompañaban varios cámaras; una gran caravana, con unos slogans: “Salsa Rosa”, “Sabor a Ti”, y otros.
Se reían y se mofaban de los habitantes de sus provincias, ya que como madrileños se consideran el centro, eje, y dueños de todos los pueblos de España. Doña Carca, que estaba agazapada, no le gustó nada sus opiniones, intenciones, ya que estos señores interpretan la libertad a la intimidad, la libertad de expresión a su manera.
Manipulan los hechos, dejan en el aire noticias a medias, produciendo confusión y daños sobre terceros; tiran las noticias y esconden las fuentes, apelando a su profesionalidad.... ¡Este mundo es una coña...!
Uno se ve envuelto en lío de faldas, unas dicen que hicieron el amor con fulanito o menganito, que jugadores llevaron a la fuerza a chicas a sus habitaciones, y otras......... Entraron, muy chulitos, en la finca de Doña Carca.
- ¡Toma, maricón do carallo! ¿Vesme a joder a mín? Tamade putas refinadas, o pao e bó..... ¿Qué falas ti, fillo do demo? Pois toma, e toma.
Entre garrotazos, al mariquita le hizo un buen chichón, a las bellezas intelectuales de España, las sentó en los herbajos, pinochas, silvas, para que notasen lo que es la naturaleza. Las cámaras volaron por los aires, quedaron pulverizadas; ya arremetía a la caravana, pues mucho chulo de boquilla, pero nadie se atrevía con la ultrajada Dama de Cabicastro.
Llegó la Guardia Civil; después de discusiones, le dieron la razón a Doña Carca, que los demandó por acoso a su intimidad, invasión a su propiedad, y otras chorradas.
Lo extraño es que sobre este asunto no hubo ni pizca de noticia, pues no interesaba al gremio periodístico. Se murmura que Doña Carca recibió una pasta gansa para guardar silencio.......¡Fue como un sueño, al despertar no había sucedido nada!
Caco asistió al festival muy serio, pensativo: no entendía a esos que van haciendo de mariposa, el payaso; ni a esas chicas de artificio, de fantasía elaborada, de cretinidad intelectual.
Pronto surgió la calma; Mamá Luisa estaba muy disgustada; siempre temió a su vecina, ¡menuda fiera, qué maleducada! Pero no le hizo gracia los insultos, la manifestación y el follón que se armó.
- No te disgustes; Caco actuó como un niño y está muy bien su castigo para que aprenda a cumplir sus obligaciones.
- ¡Ay, Simón!. También si llega a estar aquí y todos esos gatos lo matasen.......
- No le des vueltas a tu cabeza. No pasó nada, ya está todo arreglado, pero Caco tiene que cumplir su castigo, por su bien.
Ya de tarde unos cuantos amiguitos se presentaron a visitar a Caco; Mamá Luisa los dejó entrar y puso merienda para todos; contaron la historia, la gran hazaña, sus poderes de concentrar al pueblo, y otros chismes, chistes.... Se hizo tarde, se despidieron de Caco y Mamá Luisa; Caco quedó triste y pensativo; tenía que preparar algo.......
Ya junio era cincuentón; ese día se vistió de grises y con paraguas; Caco y la Familia Cuervo estaban en su casita y empezaron a idear el contraataque que se llamaría: OPERACIÓN GATO. Acordaron que la vigía sería Doña Cuerva, ya que, como fémina, controlaba todo; el coordinador, Don Cuervo; el diseñador y jefe, ¿Quién iba a ser? Caco.
- Amigo Cuervo, irás en busca de Bucanero para que venga, el solo, a visitarnos. Tú, Doña Cuerva, vete a junto las gaviotas y que te digan el tiempo previsto para el día 24, pues escuché que Doña Carca se iba a comer a casa de su hermano Juan; Simón y Mamá Luisa, por la tarde, quedaron con unos amigos en Pontevedra.
- ¡Croack! Me parece bien, pues Bucanero puede, en estos días, instruir a los demás perrillos en combate contra los gatos.
Así lo hicieron; a media tarde llegó Bucanero con un hueso; la puerta estaba abierta y fue a junto la plana mayor del ejército, Los tres le expusieron el plan con sumo sigilo y le nombraron Coronel de la milicia: este estuvo de acuerdo y se llenó de orgullo: diseñó el plan de ataque, cómo enfrentarse a los gatos, y otras disciplinas.
- Nos parece muy bien tu estrategia, amigo Bucanero. Pero tú, por la noche, harás varias entradas, escarbando la tierra, a la finca, camufladas como tú sabes.
- ¡Eso está hecho! Voy a alistar el ejército.
- ¡Vale! No le digas el día de la operación, ni lo que nos proponemos hacer hasta el momento, por si hay algún acusica.
- ¡A la orden! Menuda paliza van llevar los gatunos.
Bucanero concentró a todos los perrillos y les dijo, de parte del General Caco, que había que organizar un ejército y practicar defensa – ataque contra los gatos. Todos se alistaron. Las perrillas también querían alistarse, le dijeron que no; protestaron, los llamaron machistas, y que esto era anticonstitucional, ya que marginaban la igualdad de derechos.
Por fin, hubo que alistarlas: ¡Menudas amazonas!
Empezaron la instrucción y chocaban, al principio, unos con otros; se partían de risa, pero, poco a poco, fueron disciplinándose y aprendiendo las técnicas de comando y asalto al enemigo. Hay que decir que las amazonas aprendieron más deprisa y eran más ágiles, audaces en el desarrollo de combate.
Pasaron unos días y se reunió como suma urgencia y en secreto el alto mando: Caco, Familia Cuervo y Bucanero. Mamá Luisa, viendo que no armaban jaleo y que hablaba muy bajito, se mosqueó y se fue murmurando “ cosas de chiquillos”.
- Bien. Planifiquemos el ataque, se llamará “OPERACIÓN GATUNA”. Doña Cuerva, ¿qué tiempo previsto hay para el día X?
- Según el consejo superior de las gaviotas, del 22 al 28 de junio se prevé cielos despejados, con altas temperaturas, y apenas sin brisas y viento.
- Coronel Bucanero, ¿Cómo está el ejército?
- Mi General, están preparados para el combate, han aprendido muy bien las técnicas de defensa y contraataque. Ya hice las entradas al campo enemigo, y cada una dejé un señuelo para que sepa cada pelotón su lugar de ataque y retirada.
- Muy bien. Doña Cuerva vigilará de lo más alto por si hay contratiempos. Don Cuervo será el coordinador del ataque; un Crooack, significa preparados, dos comenzar la entrada, tres al ataque., que lo ordenarás cuando yo dé un GRAN GUAU.
Ya se hacía de noche, y cada uno se retiró pensando en sus grandes responsabilidades. Simón fue a visitar a Caco y lo encontró muy pensativo, le dio unos higos; Caco lo besó y dijo que tenía sueño. Simón se fue con la mosca tras la oreja: ¿Qué estará organizando este galopín?
Faltaban unos pocos días para los hogueras de San Juan; los chiquillos carreteaban toda clase de leños, acompañados de sus amigos, los perros; en las playas iban formando una gran pirámide de objetos para su quema; las niñas recogían hierbas buenas, como orégano, rosas, fiuncho, flor de anís, para lavarse después de la quema y así espantar todos los meigallos. Caco los observaba con tristeza; unos amigos le dijeron sí quería que intercediesen junto Mamá Luisa, pero él dijo que no.
Llegó la noche de San Juan; la luna, plena de claridad, se había vestido de traje largo, adornado de multitud de estrellas, que dieron calor y animaron las fiestas. Pronto surgieron grandes resplandores de las hogueras, casi todas en las playas; la gente asó sardinas y las repartían muy festivas a todos los concurrentes; la tropa de Doña Carca estaba presente, aunque cenaron las sobras de las sabrosas sardinas.
(Continuará).
Pedro de Lorenzo Macías.
Fotografía: @Xoan Arco da Vella.