José Antonio Gómez Novoa
Ventana indiscreta: El bosque animado
Estos días de limitaciones, aguardamos los días despejados para pasear por el bosque en busca de un bien preciado que son las setas. Pero ellas son simplemente la justificación para dejarse llevar conforme la tarde avanza por el color suave de la luz otoñal.
Inicias el camino, entre robles y pinos, respirando aire puro, a la izquierda un sendero sembrado de hojas secas, al pisarlas notas sosiego mientras, otras caen bailando dulcemente. Observas izquierda derecha, abajo. Unas ranas o sapitos pequeñitos que saltan a tú lado, la humedad y el color ocre de los helechos son una señal de que ahí puede haber níscalos, boletus, cantarellus o lenguas de vaca.
Este año no está siendo bueno para recolectar setas, pero nos basta con contemplar la belleza, y el olor que desprenden aquellas que no tienen interés gastronómico. A los pocos minutos, te has olvidado del móvil, la mascarilla, los telediarios. De repente, un “subidón micológico”, cuando ves el color amarillo brillante sobre la maleza del cantharellus cibarius, te inclinas, y te dejas llevar por el olor a melocotón que desprende. Ahí están él, y toda su familia alrededor. Ahora, a disfrutar y a “silenciar” el tesoro.
Y, qué decir del atardecer otoñal. Esa luz que penetra por entre los árboles, el festival de colores que nos rodea, el verde en las rocas, y un cielo rojizo que nos atrapa. La naturaleza, nos ofrece una medicina gratuita, sin efectos secundarios.
Si caminas de forma sosegada, respiras conscientemente el aire que genera el entorno, y expones los cinco sentidos al ambiente por el que te estás moviendo, a parte del disfrute visual, tú cuerpo y mente, se relajan, dejándose llevar por los saludables influjos de una tarde en el bosque.
Por suerte, amigos y amigas, el monte en Galicia, está ahí, a nuestro alcance, para disfrutarlo @novoa48.